Capítulo 30.

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Ellie.

Si pensé que ya era mucho lo que estaba experimentando, imagínense cuando llegamos a una gran casa en el medio de la nada. Los niños se quejan porque tienen hambre, sueño y quieren volver con sus padres, siento que no toman la dimensión de lo que estaba sucediendo, después de todo estamos secuestrados por una loca que no entiendo la finalidad de lo que quiere de nosotros.

Estamos en peligro.

La mujer nos hace bajar del vehículo, por suerte nadie nos apunta, tomo a los niños de su mano para que caminen a mi lado. Se que ellos pueden solos, los vi matar a un hombre como si nada, pero no dejan de ser niños y hay que protegerlos de la maldad de los adultos, sobretodo de esta loca que nos tenía secuestrados a los tres.
No tengo idea como harán para llegar a nosotros, Cayden vendrá por su hija así como Jade e Iggy vendrán por su hijo.
Que ironía de la vida que hoy ellos son más importantes, si me hubieran secuestrado solo a mí estoy segura que nadie movería ningún dedo para rescatarme.

A veces es mejor perderme que encontrarme.

— Estoy cansado — se queja Valentino.

El trayecto para llegar es demasiado largo, por eso lo cargo para ayudarlo.

— Bruja, también estoy cansada — dice Minerva estirando sus brazos para que también la cargue.

— Malcriada — me quejo al cargarla.

Ambos pesan, pero igual los cargo hasta la entrada de la casa. Escucho que la mujer detrás mío se ríe y la miro viendo el cinismo en su rostro.

— Ironía de la vida, tratando de cuidar a la hija de tu hermano que odias y al hijo de la mujer que te saco al amor de tu vida — se burla.

— Ellos no tienen la culpa de como me llevo con sus padres — mascullo al apoyarlos en hall de entrada.

— Te subestiman, pero podríamos ser del mismo equipo y destrozar a ambos. Empezando por esos niños — declara.

No se que me hace tomar valentía, solo que la enfrento cabreada. — Los problemas que tengas con sus padres, no deberían cargar estos niños.

— Si quitas la mala hierba desde temprano se hace todo más fácil — agrega.

Tenso mi mandíbula, son niños y no tienen que pagar las culpas de los adultos.

— Delante mío no le vas a tocar ni un cabello — sentencio.

— Eres el menor de mis males. No tienes ni la capacidad para defenderte y de un simple chasqueo de dedos te tengo muerta, asi que esa actitud la bajas o te la abajo — amenaza al cortar la distancia que nos separamos.

— Déjala bruja — dice Minerva tomando mi mano. — mi papi va a castigarla — afirma con seguridad.

La mujer se pone a la altura de mi sobrina. — No le tengo miedo a tu padre, princesita.

— Deberías tenerle miedo, porque no solo tengo un papi poderoso. Mi abuelito Odik, mi padrino Sasha, la mamá y papá de Valen. Todos son peligrosos y se van a hacer una fiesta contigo — argumenta sin titubear.

— Antes que eso suceda todos ellos irán a tu velorio — contraataca la loca.

— Basta — intervengo al poner a Minerva detrás mío.

Esta niña no entiende que estamos en peligro, necesito que sea más tranquila, asi como Valentino que mira todo el alrededor sin decir absolutamente nada.

— Bienvenidos a casa — ironiza la mujer al hacernos pasar.

Nos hace caminar un gran salón, donde me toma por sorpresa encontrarme a Alesso en compañía de un niño pequeño.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora