Capítulo 17.

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Ellie.

¿Qué hice mal?

Tal vez no debí mandar ese mensaje pidiendo que vengo, tampoco imaginé que el vendría a verme y verlo parado enfrente mío revolvió todo mi cuerpo. Ignati es el único hombre que con una sola mirada o un simple beso podía calentar mi frío ser.
Nunca tuve que haber permitido que él llegará a mi corazón, cabeza, cuerpo y alma, ahora las consecuencias me tenían extremadamente destruida cuando de nuevo volvió a elegir a su prometida antes que a mi.

No le pido nada, solo que deje todo y éste a mi lado.

¿Tan difícil es dejar la mafia?

¿Tanto puede amar a esa mujer?

Si en verdad la amará como dice, no me hubiera besado y mucho menos estado a punto de acostarse conmigo.

Me odio.

Odio a Ignati.

Odio lo que hizo la vida con nosotros y lo que era de nuestra relación. Doce años teníamos cuando nos conocimos, recuerdo tan bien ese momento y todo mi corazón se estruja pensando en ese día que me acerqué al niño raro con un yeso en su brazo que miraba con curiosidad un árbol, todo empezó ahí, primero amigos, luego los sentimientos empezaron a ser más fuertes al punto de ser el primer beso uno del otro, novios de adolescentes y nuestra primera vez juntos, vacaciones donde eramos solo nosotros dos, pero la mafia se metió entre nosotros y sus obligaciones empezaron a alejarnos lentamente, a tal punto que solo era sexo ocasional, dos extraños que no cumplieron con su pacto de no dejar que nadie interfiera en nuestra relación, solo que nosotros mismos jodimos todo, mis celos, mis inseguridades, los reproches y su falta de compresión en los sentimientos terminaron con todo lo que pudimos ser alguna vez.

Mykonos fue el fin.

¿Por qué tres años después seguía aferrada a algo que no iba a suceder?

¿Por qué seguía esperando por él?

Ignati había armado su vida, junto con su mafia, a lado de esa mujer y sin tener que sufrir por nada, mientras que yo sufría en cada instante.

Maldito hombre.

— ¿Estás bien? — pregunta mi hermana al ingresar a nuestro departamento y verme echa un ovillo en el sillón.

— Ignati la eligió a ella — le cuento secando mis lágrimas.

Faith deja su bolso y tacones en la entrada para acercarse a donde estoy.

— Ellie — murmura.

— No quiero que digas nada, mucho menos viniendo de tí que no tienes ideal del amor, solo sabes acostarte con hombres casados — digo al sentarme en el sillón.

La cara de Faith cambia.

— Eso es un golpe bajo, porque me estás juzgando como la mala de la película cuando solo soy una víctima de un hombre ...

— Esa no es excusa, un año siendo la amante y destruyendo a una familia —  recrimino.

Mi hermana suspira. — Solo queria ayudarte, consolarte, pero como siempre te pones a la defensiva y tus palabras duelen — comenta.

— Solo digo la verdad, es tu culpa por ser una zorra — digo haciendo que detenga sus pasos.

— ¿Zorra? Acá las dos entonces seríamos dos zorras, porque si mal no lo recuerdo te estás metiendo con un hombre que está comprometido y tiene una familia. Asi que Ellie no somos tan diferentes como crees — determina tomando sus cosas del suelo.

— Las cosas son diferentes...

— Diferentes desde tu punto de vista — agrega.

Faith no se gira, solo sigue su camino a su habitación y la cierra con fuerza. No se que tanto se enoja si es verdad lo que digo, ella era la zorra que se había metido con un hombre casado y quería hacerme ver a mi como la mala en todo esto.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora