Ellie.
Esperaba no abrir más los ojos, pero mis planes no se cumplieron sino que me encontraba en una habitación hospitalizada. Mi madre sostenía mi mano mientras apoyaba su cabeza en mi muslo, suspire frustrada, sintiendo un gran dolor en todo mi cuerpo sobre todo en mi cuello, ni para morir soy buena, al fin de cuentas seguía con vida cosa que no quería. No mentía cuando digo que soy una carga para toda la familia, solo doy problemas y en verdad estoy cansada que mis enfermedades sean el problema de todo, pero si tomo esas malditas drogas mi cabeza y todos mis pensamientos se bloquean, no sirvo para nada.
Si tengo que elegir por mi salud mental o mi mente creativa, mi opción es clara.
Quiero que todo sea fácil, ser feliz, sonreír por cualquier broma de mis hermanos, caminar con libertad y que Ignati me ame como lo haciamos cuando eramos chicos.
¿Tan difícil es volver el tiempo atrás?
Creo que ni naciendo de nuevo podría cambiar toda mi forma de ser.
La puerta de la habitación se abre, papá ingresa y sonríe al verme despierta. Llevaba un día despierta, horas que me sacaron un tubo orotraqueal que tenía en mi via área acompañado de una asistencia ventiladoria porque no podía respirar sola. En la que abrí los ojos, los doctores procedieron a quitarme esa molesta cosa en mi garganta, pero seguía en un silencio absoluto sin ganas de hablar con nadie.
— Buenos días, cariño — murmura dejando un beso en mi frente.
No respondo y mi padre suspira con tristeza. Se acerca al lado de mi madre, acaricia su espalda haciendo que ella de a poco se despierte, le entrega un café, sonríe, me mira, pero obtiene un suspiro cargado de molestia de mi parte.
Quiero estar sola.
— ¿Cuándo volverás a hablarnos? — pregunta mamá.
No respondo, giro mi cabeza para ignorarlos y mirar por esos grandes ventanas desde mi cama.
Solo quiero terminar con mi agonía y morir, es la única solución a todos mis problemas.
¿Por qué me salvaron?
No quiero vivir.
— Necesito que colabores, Ellie — me pide frustrada.
Ellos no me entienden.
Otra vez la puerta de la habitación se abre, una doctora ingresa con una sonrisa en su rostro que solo me hace rodar los ojos. Estoy cansada de ver el desfile de médicos a cada hora revisando mi estado general.
— Buenos dias, mi nombre es Vicenta Caruso, psiquiatra y podrían darme unos minutos a solas con Ellie — habla al presentarse a mis padres.
Otra loquera más que quiere solucionar lo que ya no tiene solución.
— Estaremos afuera, doctora — dice mi padre ayudando a mi madre para que salir de la habitación.
Suspiro.
Como no la miro, camina directo a donde estan mis ojos tapando mi vista. Doctora insoportable, solo tiene una tablet en su mano mientras me mira.
— ¿Empezamos? — pregunta, pero no responde. — a tus seis años te diagnosticaron Trastorno narcisista de la personalidad, grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía, en diversos te crees especialy única, te preocupas por fantasías y poder, exiges una admiración excesiva, eres pretenciosa y sin relaciones interpersonales. Careces de empatía, eres envidiosa o crees que los demás te envidian, y muestran comportamientos arrogantes — ruedo los ojos ante cada una de sus palabras. — trastorno bipolar, tienes altibajos emocionales, que van desde trastornos de depresión hasta episodios maníacos, encima ya eres un peligro para tí y para toda tú familia ...
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La Fórmula Perfecta ( 7° SAP)
RomanceSéptimo libro de la Saga Atracciones Peligrosas. Todo lo que unía a Ellie e Ignati se terminó cuando ella quiso obligarlo a dejar su vida dentro de la mafia para que se quede a su lado. Él podía amarla mucho, pero sabía que no podia dejar todo, no e...