Capítulo 31.

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Ellie.

Había perdido la noción de las horas, se que son bastantes y los niños estaban cansados. Minerva que es una arisca conmigo me pidió que la cargue en mis brazos para descansar, mientras los dos niños seguían conversando entre ellos igual que Alesso y su irritante hermano.
Para ellos tal vez esto era normal para mi no, porque mi vida no pertenecía al mundo de la mafia sino a uno completamente diferente y que a todos les costaba comprender, ya que siempre terminaba involucrada de forma inconsciente a algo relacionado con alguna organización criminal.

La mejor de las suertes mi vida.

Si algo estaba arrepentida en estos momentos es de no saber ni defenderme. Aunque mis padres intentaron, la verdad siempre me negué a hacerlo y ahora no tengo ni la manera como hacer para proteger a Minerva, creo que ella a su corta edad puede defenderse sola.

Se que ellos tramaban algo, la loca mujer dijo que ya venían por nosotros y que ahí empezaba el verdadero show. Tengo miedo, no se que podrá pasar, pero me prometí cuidar a mi sobrina. Valentino y Dominico teníamos a sus padres para protegerlos, aunque era la más débil no significaba que no la iba a proteger.

— ¡Donovan! — exclama Valentino.

Sigo molesta porque la perra rubia le hace creer a Ignati que es su hijo cuando las cosas no son ciertas.

— Donovan — vuelve a llamarlo.

— ¿Qué sucede? — le pregunta al acercarse a él.

— Ya se como podemos salir — habla sonriendo el niño.

— ¿Qué dices? — inquiere Alesso.

Mira a todos lados, se da cuenta que estamos solo nosotros y levanta la manga de su remera para mostrar una pulsera con perlas negras.

— Esto fue un regalo de mi abuelita Nat, solo la podía usar si es necesario y creo que lo es ¿no, Donovan? — le consulta.

— Si es necesario, puedes explicarme que significa esa pulsera — acota.

— Son bombas, podemos usar las primeras porque las últimas tienen un gas que hace a las personas morir en el acto y nosotros debemos usar protección — cuenta.

— ¿Cómo se usa? — cuestiona Alesso.

— Sacas una a una del entrelazo — contesta rodando sus ojos, como si fuera obvio. — podemos poner una en cada extremo con cuidado y una vez que toque la pared el humo empezará a salir — se toca su mentón pensativo.

Es demasiado tierno, me hace acordar a Ignati cuando se ponía a hablar sobre sus experimentos.

— ¡Tengo esto! — exclama levantando la manga en su brazo contrario.

— ¿Qué es eso pequeño genio? — le pregunta su padre biológico.

Podía ser un amargo por completo, pero en ese momento veía un brillo en sus ojos y podía ver el orgullo que sentía por ese niño.

— Estas son explosivos para romper cristales — mira el gran ventanal enfrente nuestro. — podemos ponerlo ahí — acota.

— No puedo creer que un niño de su edad camine con todo eso por la vida — comenta Alesso anonadado.

— ¿Me enseñas a usarlo? — pide Donovan.

Valentino asiente y junto con Alesso van colocando las cosas como se las dice el niño.  Levanto a Minerva de mis brazos para que este alerta, porque si podemos escapar, lo haremos y no pienso dejar que me tomen como la más débil de esto, voy a luchar junto a ellos.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora