Capítulo 32.

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Ellie.

Aunque mis padres no querían, igual usando a Viktoria como excusa, se retiraron para descansar. Esta noche Cayden se había postulado a cuidarme, mientras descansan incluso nuestros hermanos. No me venía mal estar sola, lo necesitaba después de todo lo vivido, por suerte los medicamentos para el dolor hacían efectos y podía pensar sin que ese maldito puntazo me diera fuertes dolores de cabeza.

Una bala rozó mi arteria femoral, unos centímetros más y hubiera muerto desangrada en esa ambulancia rumbo al hospital. Cayden actuó rápido, se ve que cuando estaba desmayada hizo un torniquete y evito una desgracia.

Mi hermano mayor hizo algo bueno por mí.

— Minerva no para de hablar de tí — rompe el silencio.

— Es insoportable tu hija y ese carácter que tiene — digo suspirando.

— Es mi princesa — acota sonriendo.

— Tu princesa clavó un cuchillo en el cuello de un hombre — le cuento recordando ese momento donde tanto ella y Valentino mataron al hombre que quiso agarrarlos.

Mi hermano sonríe. — No debería sentirme orgulloso de que ella mate, pero cuando su vida siempre va a correr riesgos necesito que sea de esa forma ...

— Es tu culpa que ella este en esa posición — lo interrumpo.

— Es un riesgo que tuve que tomar para protegerlas — declara.

— ¿Y no las pusiste más en peligro? — inquiero.

— Tal vez no lo entiendas, pero en un futuro si. Minerva es mi heredera, la primera mujer que será lider de una mafia española. La voy a proteger y le vamos a dar todas las herramientas para que nadie la lastime — suspira.

— Vaya carga que tendrá — acoto.

— No, ella ama la mafia.

— Es una niña, no puede decir que ama algo que no tiene dimensiones de lo que es — agrego frunciendo el ceño.

— Cuando seas madre entenderás muchas cosas — comenta.

— Espero nunca serlo, lo único que va a heredar es demasiados problemas mentales y se muy bien lo difícil que es vivir como lo hago. Dime egoísta, pero no quiero condenar a un niño a sufrir todo esto — argumento.

— Disculpe, señor — entra uno de sus hombres.

— ¿Sucede algo? — pregunta.

— Como dijo, ellos estan aquí — comenta.

Cayden no dice nada, solo asiente y sale de la habitación como si nada. La puerta queda entreabierta, puedo escuchar voces hasta que reconozco la de Ignati.

Él está aquí.

— ¡Ignati! — grito.

No tengo respuestas.

— ¡Ignati! — vuelvo a gritar.

— Ellie — dice mi hermano cuando se mete a la habitación.

— Quiero hablar con Iggy — suplico.

— Ellie — murmura Cayden.

— Necesito hablar con él — le pido.

— Debes cerrar esa historia...

No puedo terminar la frase, él ingresa y cierra la puerta detrás suyo.

— Solo unos minutos — interviene Cay.

— Puedes quedarte, no tengo problemas — habla Iggy.

— No, quiero que nos dejes a solas — le pido.

La Fórmula Perfecta ( 7° SAP) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora