Capítulo 63

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Becka mira con terror hacia su exjefe quien se acerca al ver el estado de la castaña. ZuLan pone una mano sobre el hombro de Becka en forma de apoyo silencioso.

—Becka, solo escucha lo que tiene que decirte. No va a pasar nada malo, te lo prometo.

Becka vuelve su mirada hacia la mujer y asiente aún no muy convencida.

—Voy a estar en el despacho de al lado, por si me necesitas —avisa ZuLan mientras hace sentarse a Becka.

Con ojos suplicantes Becka únicamente pudo ver como su exjefe salía del despacho cerrando la puerta a su paso.

Las manos de Becka tiemblan y para poder ocultar su extraño nerviosismo las junta y aprieta con fuerza. No tiene idea de que hace aquella mujer aquí y tampoco porque ha venido y mucho menos porque tendría que escucharla.

—Becka —pronuncia—. Ha pasado mucho tiempo.

—Cinco años —respondo.

—Cinco años ¿eh? —las comisuras de sus labios esbozan una sonrisa cansada.

Después de largos minutos sin mirarla Becka levanta su cabeza y observa detalladamente a Zhou Lan. Ha bajado mucho de peso. Su piel se ve opaca. Parece haber envejecido, por las marcas de la edad que se reflejan en su rostro y cabello donde no pueden pasar desapercibidas algunas canas.

—No has cambiado casi nada —dice—. Supongo que la vida te está tratando bastante bien, lo digo por el encantador anillo que tienes en el dedo.

Automáticamente Becka esconde sus manos lejos de la vista de la mujer más adulta.

—Has venido a hablar conmigo de mi vida o...

—He venido por mi redención —respondió con la voz firme—, pregúntame lo que quieras y voy a contestarte con toda la verdad.

Extrañada Becka se removió en su asiento. Esto le había tocado algo desprevenida. Se suponía que Zhou Lan iba a decir algo, pero ahora ella misma debía hacer las preguntas. No lo entendía.

Apretó su labio inferior contra sus dientes y pensó que tal vez no era una mala idea del todo. Si tenía preguntas que hacer.

—¿Por qué no difundiste las fotos cuando entraste a la cárcel? —pregunta por fin sin rodeos.

ZhouLan asiente. Tal vez ya sabía de antemano que la castaña iba a preguntarle aquello.

—Todo pasó demasiado rápido —responde—. Yibo comenzó a tener citas con aquella chica, no recuerdo su nombre —confiesa—. Su relación no tardó mucho en hacerse pública por lo que no pude deshacerme de ella como lo hice contigo. Era casi imposible vender datos como lo había estado haciendo así que por supuesto mis negocios se vieron afectados. En un intento desesperado hice un mal movimiento y alguien de la empresa se dio cuenta de quien estaba vendiendo la información privada de Yibo y dieron avisó. Me echaron, por supuesto. Me enfrenté a un juicio, lo perdí y me condenaron a diez años de prisión.

—Entonces...

—Si revelaba las fotos tal vez me caerían muchos más años de sentencia y no soy tonta Becka. Prácticamente mi vida ya estaba arruinada, no iba a condenarme a más tiempo en una celda.

Lógicamente todo tenía que ver con el propio beneficio de Zhou Lan, como lo fue desde un principio.

—Pero bueno, dime ¿Cómo está tu hijo? ¿se llama Nate, cierto?

Escuchar esa pregunta hace que un extraño sentimiento afloré como un estallido mi pecho.

—¿Por qué me miras así?

Mistakes《Wang YiBo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora