Capítulo 1

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El silencio incomodo me hacía querer devolver todo lo que estaba comiendo, mi madre siempre había sido una maniática que llevaba todo en orden, por eso el golpe que había recibido al ver como su preciada hija era un gran fracaso no conseguía un trabajo digno después de haberse graduado hace dos años.

— ¿Cuándo vas a hacer bien las cosas?

—Mamá eres muy exagerada, mira, el jefe era una porquería, no iba a aguantar sus acosos durante tanto tiempo, ¿entiendes?

—Y no te estoy diciendo que debías soportarlo, pero ¿renunciar así?, la empresa era lo suficientemente grande para que te trasladaran a otro lugar —di un sorbo a mi cerveza y rodé los ojos—. Sabes es tan cansado tener que sentarme una y otra vez contigo para aconsejarte y que tu solo te burles de mi

—No me estoy burlando

—Entonces atiende a lo que te digo, mira, un contacto mío me ha dicho que están buscando a alguien que se ocupe de algunas ventas en otro país, quieren ampliar el negocio y necesitan de una persona para ello ¿Por qué no vas a la entrevista?

—Si mamá

Mi madre apoya ambas manos sobre la mesa y me mira enfadada, en su rostro veo su cansancio y no es para menos, en el fondo entiendo su preocupación pero eso es algo que no voy a admitir jamás delante de ella.

—Becka sienta la cabeza tienes veinticinco años

—Mamá deja de controlarme, si esta no es la vida que tenías planeada para tu hija, esto es lo que soy, puede que sea inmadura aun, pero sé que voy a conseguir todo lo que me proponga, solo confía un poquito más en tu hija

—Vas a matarme un día de estos —resopla y empieza a buscar dentro de su bolso— toma esta es la dirección de la entrevista, por si quieres intentarlo.

—Gracias mamá

—Bueno me voy —desliza un billete sobre la mesa y se levanta— invito yo, llámame Becka

Aun que me gustaría despotricar en contra de mi madre no puedo hacerlo, de cualquier forma, me ayuda y solo quiere que haga algo con mi vida, si bien no me da la mejor motivación es de gran ayuda tenerla junto a mí. Mamá era graduada en Negocios Internacionales en la Universidad de Stanford, más bien varios miembros de mi familia habían estudiado en la misma universidad y en la misma carrera, y aquí es donde yo, Becka Miller vino a arruinar todo, no, no elegí otra carrera cortando el hilo pero había sido una decepción para mi familia al no tener éxito en lo que es considerada la profesión de los Miller.

Era una estupidez, tenía dieciocho años cuando me dijeron que debía seguir con la tradición familiar, mi yo de aquel entonces acepto porque pensaba que era lo normal y que estaría bien, no cuestione nada en absoluto y solo baje la cabeza. Cuando acabe la carrera fue todo un momento revelador, conseguí gracias a mi abuelo un puesto en una gran empresa, pero fue todo un desastre, no entendía que debía hacer y jamás me adapte al ambiente laboral de aquel lugar, termine renunciando al mes de haber llegado. Por supuesto fue un gran golpe tanto para mí como para mi familia, y mi abuelo, jamás había visto su cara de decepción como la que tuvo cuando le conté lo que había ocurrido.

A partir de ese día me dije que debía buscar un trabajo por mi propia cuenta para no manchar el nombre de mi familia y no hacerlos sufrir con mis contantes meteduras de pata.

Pero nada salió como había planeado.

— ¿Por qué no vas? —pregunto Elena

—Porque sé que voy a volver a fracasar, incluso si me contratan no voy a durar mucho.

—Confía en ti, no va a salir nada mal

Conocí a Elena en la universidad, desde entonces ella había sido mi mejor amiga, pero solo habíamos durado juntas un par de semestres, ella renunció por completo a la carrera que estudiaba y se había dedicado a estudiar hostelería para ser una gran chef.

— ¿Y que si sale mal? —Pregunto— no quiero oír otro discurso de mi madre, te juro que cada vez sus charlas van siendo más y más largas.

—El discurso siempre lo vas a oír, así que mejor ve, da esa entrevista como una maldita profesional, toma el trabajo y hazlo como tú sabes.

—Que charla de motivación tan increíble, toma una cerveza y brindemos por eso —nuestras botellas de vidrio se tocaron haciendo un pequeño ruido—. ¿Cómo vas con el restaurante?

—Bueno voy aprendiendo poco a poco, pero el chef es una auténtica mierda, te juro que a veces quiero lanzarle aceite hirviendo.

—Acabaras en la cárcel

—No me arrepentiría

— ¿Por qué no te montas tu propio local?

—Es fácil decirlo, pero no tengo dinero —como había dicho desde que Elena dejo de seguir la carrera que sus padres querían habían cortado todo lazo con ella, bueno a excepción de Navidad donde le enviaban una postal deseándole felices fiestas, pero era obvio que eran un copiar y pegar que ellos enviaban a todos sus conocidos.

—Bueno pues yo te presto algo —bebí lo último de la cerveza saboreando hasta la última gota— no puedo prestarte mucho, pero seguro que con lo que tienes y un poco más puedes empezar

— ¿Lo dices enserio? —Pregunto mirándome de nuevo con esos ojos brillantes, reí y asentí—. Gracias Beck, gracias

—No hay de qué, pero debes devolverlo, si no consigo este trabajo estoy segura de que mi madre va a cortar el grifo y entonces voy a estar en problemas.

—Sí, sí, no te preocupes por eso, te devolveré hasta el último centavo.

Mistakes《Wang YiBo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora