Capítulo 23

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Yibo baja junto a su mochila y maleta negra, yo voy detrás de él, arrastrando los pies como si eso fuese a retrasar su partida. Llegamos a la puerta y el gira su eje hacia mí, toma mi rostro dándole un ligero apretón que hace que mis labios se abulten y sonríe, aún no se ha ido y ya siento como mi corazón va a quedar vació sin ver ese precioso gesto.

—Estaré aquí antes de que te des cuenta.

—Mientes, van a ser más de dos meses

—Y van a pasar muy rápido —tomo sus manos que aún están posadas en mis mejillas y asiento— ¿Va a venir tu amiga?

—No lo sé, dijo que sí pero aún tiene que organizar su trabajo.

—Espero que pueda venir para que no estés sola tanto tiempo.

—También yo.

Entrelazo mis brazos en su cuello y me acerco para empezar un beso, me sigue de inmediato, haciéndolo más profundo. Me separo y observo sus ojitos brillosos, es precioso, es precioso, no quiero que se vaya.

—Te quiero —pronuncia

—Te quiero también, cuídate —toma su mochila cargándola sobre su espalda y alcanza el mango de la maleta oscura para hacerla rodar.

Lo acompaño hasta terminar el camino de azulejos. Yibo coloca todo su equipaje en su auto y sube en él, las luces se encienden y sale de aquel garaje. Al llegar mi altura sacude su mano y a modo de despedida, algo lo mismo y me quedo allí parada hasta que el coche se pierde.

Ahora totalmente sola vuelvo a la casa y cierro la puerta a mis espaldas, tomo una vista del interior y ahora me doy cuenta cuán grande es esta casa y lo silenciosa que se ha vuelto ahora que Yibo no está conmigo, creo que esto sí puede ser un auténtico manicomio si no hago nada para entretenerme. Tampoco puedo hacer un pastel como para ir a presentarme con los vecinos y hacerme amiga de una mujer casada con problemas conyugales e hijos rebeldes, es aburrido, este lugar es aburrido.

Ando hacia la habitación y tomo la almohada con la que Yibo ha dormido desde que llego a Singapur, tiene su aroma, no la lavaré no me importa que se ensucie, no lo haré hasta que él vuelva. Tomo mi computadora y empiezo a navegar por Internet, lo bueno de Singapur es que puedo explorar lugares que en China no, y me siento conectada al mundo de nuevo. Guardo las fotos que tenemos juntos en una carpeta y las observo durante un rato, de verdad que es un hombre de ensueño, su cabello azabache, sus ojos cafés, su sonrisa de revista, su mandíbula marcada, es malditamente perfecto de pies a cabeza y lo mejor es que es.... ¿es mío?

Detengo un momento mis pensamientos y medito, aunque en esta extraña relación Yibo no es mi novio, al menos oficialmente, nos hemos dicho las palabras mágicas y compartimos muy buenos momentos juntos pero aun así no somos novios. Desde cuando mi perspectiva cambio tanto, ahondo en mis recuerdos, debió ocurrir cuando se fue por primera vez durante meses y me ignoro por completo, pero, ¿qué hay de él? ¿También su perspectiva cambio, o soy la única tonta en este enamoramiento? ¿Y si en este tiempo separados se da cuenta de que no soy necesaria en su vida?

Dejo de pensar en ello porque seguramente acabaré con una fuerte jaqueca y a demás estoy solo suponiendo cosas que tal vez y no sean ciertas. Se nota que mi nostalgia aprovecha el momento preciso para acuchillarme porque todas esas incertidumbres no aparecen cuando él me tiene entre sus brazos.

¡MALDITA SOLEDAD!

Refunfuño, alejo la computadora y entierro mi cara en la almohada, aspiro la fragancia y la abrazo y pienso en los largos meses que deben pasar para que vuelva a casa.

Refunfuño, alejo la computadora y entierro mi cara en la almohada, aspiro la fragancia y la abrazo y pienso en los largos meses que deben pasar para que vuelva a casa

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Mistakes《Wang YiBo》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora