La incertidumbre (Natasha Romanoff)

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Prólogo: Nat debe irse a una misión que dura más de lo que había pensado, y debe dejarte en casa con Yelena sin saber di la inseminación funcionó o no.

Zamely_Barrios
Advertencia: Embarazo.
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–Te voy a extrañar...–Susurró Natasha en tu oído, mientras se abrazaban fuera del Quinjet.–Ni si quiera voy a saber si la inseminación funcionó...

–Lo sé... a mi tiene me hubiese gustado que estuvieras aquí... pero pensemos que podrás volver lo antes posible.–Le dijiste tomando su rostro con ambas manos, limpiando las pequeñas lágrimas que se le habían escapado.

–Cuídate, ¿quieres?

–¿No debería ser yo quien te diga eso?–Reíste ligeramente, aguantando las ganas de llorar.

–Aún así. Por favor no hagas nada estúpido. Y en caso de que funcione, tómate muchas fotos para que las pueda ver cuando vuelva. Quiero ver todas las etapas del embarazo sí es que funcionó.–Susurró juntando su frente con la tuya.

–Lo prometo.–Te acercaste y juntaste sus labios en un dulce beso.

–¡Ejem! Aún sigo aquí por si no lo habían notado.–Se quejó Yelena, ocultando la sonrisa que le provocaba verlas juntas.

Ambas se separaron y Nat rodó los ojos con una sonrisa en el rostro ante su hermana.

–Más te vale cuidarla, ¿me escuchaste?–Le dijo apuntándole con el dedo, acercándose a ella.–Cuida a mi esposa. Si quiere saltar de un edifico, la vas a detener, si quiere—

–¿Y si saltó antes de que llegue?

–Te lanzas tu detrás de ella. Pero necesito que cuides de ella. Por favor.–Se acercó para abrazarla con fuerza.–Por favor cuida de ella...

–No te preocupes, todo va a salir bien.–Le susurró al oído mientras se abrazaban.

Se separaron y Nat te dio un último beso, para luego correr al Quinjet e irse hacia la misión. No sabían cuánto duraría, pero aún así tenían la esperanza de que volvería lo antes posible.

Siete meses después...

A Natasha se le hicieron eternos. El no tenerte a su la estaba matando, y el no saber sí la inseminación funcionó o no, ya casi que había acabado con la poca cordura que le quedaba.

Cuando llegó a su casa, era muy tarde por la noche. Así que entró lo más despacio que pudo, escuchando los ronquidos de Yelena provenientes del segundo piso.

La luz encendida de la cocina llamó su atención, y cuando se acercó, te vio parada en mitad de ella, con la espalda apoyada en la isla con un plato lleno de fresas y frambuesas que estabas comiendo. Pero lo que llamó más su atención, fue tu enorme panza de embarazada.

Dejó caer el bolso de su hombro al suelo, haciéndote dar un pequeño salto y girar la cabeza en su dirección.

–No puede ser...–Susurró con una gran sonrisa y lágrimas corriendo por sus ojos, llevando ambas de sus manos a su boca sin despegar la vista de tu panza.

–¡Sorpresa!–Exclamaste entre medio susurrando y medio gritando, con la boca llena de tu antojo de media noche.–¡Vamos a ser madres!

Dejaste el plato a un lado y Nat se acercó a ti para abrazarte con fuerza, ajustándose a tu enorme panza y llorando en tu hombro.

–Te extrañé tanto...–Susurraste en su cabello, alejándote para besar sus labios con pasión. Nat pudiendo saborear las fresas y frambuesas en tu boca.

Cuando al fin se quedaron sin aire, se separaron y se quedaron viendo a los ojos, ambas llorando de felicidad y con grandes sonrisas en sus rostros.

–No puedo creer que me perdí casi todo el embarazo...–Juntó su frente con la tuya, sintiendo tristeza en su interior y llevando sus manos a tu vientre.

–Aún faltan dos meses más... además, cuando nazcan, voy a necesitar que te tomes un tiempo libre porque no voy a poder con dos pequeños niños sola en casa.–Le susurraste alejándote un poco para verle a los ojos.

–¿Dos niños?–Preguntó con una gran sonrisa.

Simplemente asentiste sin borrar la sonrisa de tu rostro, acariciando sus mejillas.

–Esto es maravilloso...–Volvió a besarte.

–¡T/N T/S/N ROMANOFF!–Escucharon a Yelena gritar detrás de Nat, haciendo que se separaran de golpe al asustarse.–¡¡¡TE COMISTE LAS FRESAS Y FRAMBUESA QUE IBA USAR EN LA TARTA QUE IBA A HACER!!!

–Ya relájate, Yelena. Hazlo por mi que acabo de volver.–Le dijo Nat, acercándose para abrazarla.

La rubia soltó un pesado suspiro, y la abrazó de vuelta.–Al fin volviste... tu esposa ya me estaba volviendo loca con sus hormonas locas que por todo llora, sus antojos y con lo caliente anda. Mejor váyanse a su habitación a celebrar.–Dijo mientras se separaba de su hermana, haciendo que te sonrojaras.

Avengers OneShots IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora