Avengers OneShots II

Una gran inseguridad (Wanda Maximoff)

Prólogo: Después de una cirugía, tienes miedo de dejar que Wanda vea tu cuerpo.

Advertencia: descripción de una cicatriz, inseguridades, baja autoestima.
○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●○●

Recientemente habías tenido una cirugía que dejó una gran cicatriz en tu pecho. Desde la parte de en medio entre tus senos, hasta unos centímetros más arriba de tu ombligo.

La cicatriz era grande, y a pesar de que ya te estabas recuperando, no te sentías como antes. No querías que nadie viera aquella cicatriz que ahora había tomado lugar en tu cuerpo.

Es por eso mismo que evitabas que Wanda pudiera verte desnuda.

Ella sabía que después de la cirugía era normal que te encontraras extraña, pero aún así no le gustaba verte de esa forma, acomplejada. Y por sobre todo distante con ella.

Wanda te había hecho una promesa al momento en que comenzaron a salir, y es que ella dijo que nunca leería tu mente, a no ser que tú se lo permitieras.

Por eso mismo no tenía cómo averiguar del porqué pusiste distancia entre ambas, ya que tampoco quería romper su promesa.

—————

Era un día por la mañana y Wanda estaba en la cocina terminando de limpiar las cosas del desayuno.

Cuando saliste de la ducha, notaste que habías olvidado tu toalla en la habitación, y como no querías llamar a Wanda, fuiste lo más rápido que pudiste y trataste de salir del cuarto antes de que ella pudiera notarte, pero no funcionó.

Wanda abrió la puerta sin saber que estabas ahí, e inmediatamente te cubriste con la toalla para que no te viera.

–W-wanda... hola... yo... o-olvidé la toalla aquí... así que ahora es mejor que me vaya...–Le dijiste algo insegura, tratando de cubrir la zona de tu pecho de una forma bastante notoria.

En ese momento a Wanda todo le hizo sentido.

Esa era la primera vez que te veía medio desnuda, o si quiera completamente desnuda desde que habías tenido la cirugía. Y ahora que se daba cuenta, jamás había visto tu cicatriz.

–¿Cariño, por qué tienes tanto miedo de que te vea así?–Te preguntó con el dolor evidente en su voz.

–¿A-así cómo...?–Le preguntaste soltando una risita nerviosa.

–Desnuda, sin ropa...–Te dijo con voz suave, acercándose lentamente a ti mientras tu seguías tratando de cubrirte.–Hace meses que no he visto tu cuerpo sin ropa.

Agachaste la cabeza avergonzada para evitar su mirada, mientras que Wanda llevó una mano a las tuyas que sujetaban la toalla y la otra a tu mejilla para hacer que le vieras a los ojos.

–¿Qué es lo que tanto te atormenta? ¿Es la cicatriz?–Te preguntó con voz suave mientras tus ojos se llenaban de lágrimas.

–Sí...–Susurraste.

–Moya lyubov... no tienes porqué esconderte de mi... yo te amo con todo mi ser...–Te dijo con una pequeña sonrisa, acariciando tú mejilla.

–Wanda ya no me veo igual que antes...–Le dijiste mientras una pequeña lágrima corría por tu mejilla.

–¿Puedo ver?–Te preguntó con voz suave, tomando el borde de la toalla con ambas manos.

–¡No!–Exclamaste con rapidez, tomando sus muñecas.–W-wanda por favor no hagas esto... es... es desagradable...

Wanda te dejó un beso en la frente, y después se alejó para verte a los ojos con una sonrisa.

–No es desagradable... déjame ver, por favor cariño...–Te susurró dejando su frente pegada a la tuya.

Soltaste un suspiro tembloroso y dejaste ir sus manos, permitiendo que pudiera quitar la toalla y dejarla sobre la cama.

Wanda se alejó ligeramente de ti para poder ver tu pecho mejor, dejando su mano izquierda en tu mejilla y la otra la deslizó con delicadeza por tu cuerpo hasta llegar a la cicatriz.

El aire quedó atrapado en tus pulmones mientras veías a Wanda con atención a la vez que pequeñas lágrimas corrían por tus mejillas.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de la bruja y se inclinó para besar la cicatriz, haciéndote soltar un sollozo.

Fue dejando besos a lo largo de la cicatriz hacia abajo, arrodillándose en el suelo, y después fue dejando besos hacia arriba hasta llegar a tu cuello, mandíbula y luego a tus labios.

–Eres hermosa... eres muy hermosa, mi vida... por favor jamás te ocultes de mi...–Te susurró con una sonrisa, acariciando ambas de tus mejillas.

Volvió a besar tus labios antes de abrazarte y dejarte llorar en su hombro, mientras ella acariciaba tu espalda.