¿Amor, deseo u odio? (Natasha Romanoff)

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Prólogo: No confías en Nat pensando que sigue siendo una doble agente, pero tal vez no es odio lo que sientes.

JudidOrlando
Advertencia: insinuaciones sexuales.
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Todos en SHIELD sabían que Natasha y tu se odiaban.

Tus razones eran válidas ya que pensabas que seguía siendo doble agente para Dreykov, pero aún después de todas sus demostraciones de lealtad hacia SHIELD, seguías sin creerle. Y pues Nat tampoco tenía mucha simpatía por ti, o eso decía ella.

Por eso mismo siempre se la pasaban discutiendo cuando estaban las dos juntas.

Sin embargo un día durante un entrenamiento de rutina, ambas fueron emparejadas para la tarea. Aunque durante esto, hubo un problema y las dos quedaron encerradas en una habitación con poca iluminación y sin que nadie de fuera pudiera verlas u oírlas, por lo que no sabían si se habrían asesinado mutuamente.

–Genial. De todas las personas de SHIELD, tenía que quedarme encerrada contigo.–Te quejaste paseándote en círculos por la diminuta habitación de brazos cruzados y Nat sentada en el suelo, la única iluminación siendo un foco rojo arriba de la puerta que no se abría.

–No eres la única que está molesta con esto. Tengo mejores cosas que hacer que quedarme aquí encerrada contigo.–Dijo Nat rodando los ojos y apartando la vista de ti.

–¿Ah si? ¿Como ir con Dreykov y darle información de SHIELD?–Le dijiste con veneno evidente en tus palabras.

–Okey ya me cansé.–Dijo poniéndose para acercarse a ti.–¿Cual es tu problema conmigo? ¿Mm? Dime cual es, porque que yo sepa, no te he hecho nada a ti.–Te dijo seriamente a tan solo unos pocos centímetros de distancia de ti.

–Oh por favor, Natalia. Fuiste una doble agente antes, ¿por qué no seguir siéndolo ahora?–Le dijiste irritada.

–No te atrevas a decirme así, ¿oíste?–Te dijo viéndote fijamente y apuntándote con el dedo índice.

–¿O qué? ¿Qué me vas a hacer?–Le desafiante de vuelta.

Nat puso su mano en tú cuello y te hizo retroceder hasta la pared, sujetando ambas de tus manos sobre tu cabeza con la suya libre.

–No quieres averiguarlo.–Te dijo a muy pocos centímetros de tu rostro y viendo directamente a tu ojos.

–Uuuh... cuidado Romanoff, no vayas a confundir las cosas...–Le dijiste con una sonrisa arrogante sin si quiera intentar moverte de tu posición.

Nat al darse cuenta de cómo te tenía, te ofreció su distintiva sonrisa y llevó su rodilla a tu entrepierna para hacer presión hacia arriba y que soltaras un pequeño quejido, cerrando los ojos y tratando de pensar en otra cosa.

–No vayas a ser tu quien confunda las cosas, serdtse. He notado como me miras cuando crees que estoy distraída.–Te dijo sin soltar tu cuello o manos, manteniendo su rodilla en la misma posición.
(Corazón)

–¿Ah si? ¿Y qué hay de la forma en la que me miras cuando entreno? Apuesto a que te gustaría tenerme arrodillada ante ti, ¿o me equivoco, Natalia?–Le dijiste susurrando la última parte y acercando tu rostro hacia el de ella lo más que su mano te permitía, hasta que sus labios rozaban.

–Tal vez...–Te dijo con una sonrisa viendo hacia tu boca y luego a tus ojos.

–¿Entonces qué esperas? ¿Piensas hacer algo o te vas a quedar como espectadora? Me tienes a tu disposición ahora mismo.–Le dijiste apoyando tu cabeza atrás en la pared haciendo un poco de distancia entre las dos.–Tú estás en control ahora, Natalia. Es una oportunidad única la que te estoy ofreciendo.

Nat apretó tu mandíbula y estrelló sus labios con los tuyos, basándote con posesividad y salvajidad, dejando ir tus manos y sacando su rodilla de tu entrepierna para subir tu pierna y sujetarla alrededor de su cadera, refregando sus partes bajas y haciéndolas gemir en la boca de la otra.

Tus manos fueron directamente una a jalar su cabello y la otra la deslizaste hasta su trasero para apretarlo con fuerza por sobre su traje mientras mordías su labio inferior.

Nat soltó una pequeña risita oscura y volvió a besarte forzando su lengua en tu boca y lamiendo por dentro mientras que su mano en tú cuello fue hasta tu nuca para pegarte aún más a ella.

Ambas de vez en cuando soltaban pequeños gemidos en la boca de la otra, hasta que escucharon un fuerte sonido y la puerta comenzar a abrirse.

Nat se alejó rápidamente de ti y tu de ella, pasando tu mano por tú boca mientras ella arreglaba su cabello y aclaraba su garganta.

–Ah que bien, me alegra ver que ambas siguen vivas.–Dijo Fury con Tony y Clint a cada lado suyo.

–Si, si, lo que digas.–Rodaste los ojos pasando por su lado para salir de ahí rápidamente.

Tony se dio media vuelta y corrió hasta tu lado para seguirte.

–¿Y bueno? ¿Funcionó?–Te preguntó jugando con el destornillador en sus manos.

–¿De qué hablas?–Le preguntaste caminando por el pasillo.

–Por tus labios hinchados y tu cabello algo desordenado, diría que mi plan funcionó a la perfección.

–¡¿Fuiste tu?!–Exclamaste deteniéndote en seco en mitad del pasillo.

–Pfff, me ofende que no lo descubrieras antes. Pero ya me estaba hartando de no verte reaccionar. Romanoff te gusta, no puedes ocultar eso de mi.–Te dijo con su distintiva sonrisa.

Antes de que pudieras decir otra cosa, tu teléfono vibró y lo sacaste de tu bolsillo para verlo.

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N. Romanoff: Tal vez podríamos continuar lo que iniciamos en ese cuarto con una cena.

N. Romanoff: Te espero en ese restaurante que te gusta en Broocklyn mañana a las siete.

N. Romanoff: No faltes, y lleva un vestido ;)

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Una sonrisa involuntaria se formó en tu rostro mientras leías los mensajes.

–Uuuh... mañana es noche de sexo.–Te dijo Tony viendo por sobre tu hombro los mensajes, provocando que le vieras mal y guardaras tu teléfono.–Vas a necesitar lencería. Puedes usar mi tarjeta, y yo te voy a acompañar. Ven vamos.–Te dijo jalándote del brazo para caminar por el pasillo.

–No voy a comprar lencería contigo.

–Claro que si. Si no, ¿quién te va a decir si te ves bien o no? Y también te vamos a comprar un vestido que Romanoff no se va a resistir al verte con él puesto.–Te dijo él como si fuera lo más normal del mundo.

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Mientras tanto, Nat y Clint estaban en otro pasillo, ambos sentandos en el suelo viendo el teléfono de la pelirroja.

–¿Qué te dijo?–Le preguntó él llevando una nuez a su boca de la que tenía en la mano.

–Nada, pero ya lo vio.–Le dijo ella con una pequeña sonrisa.

–Excelente...–Le dijo él con una sonrisa, chocando los puños.–Ya era hora de que hicieras algo respecto.

–Era difícil, ¿okey? Tu sabes que ella me odia.–Rió rodando los ojos.

–No tanto como para ir a una cita contigo y después tener sexo.–Dijo él llevando otras nueces a su boca, mientras que ella le empujó con su hombro, ambos riendo ligeramente.

Avengers OneShots IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora