Vacaciones en una cabaña (Matt Murdock)***

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Prólogo: Después de no haber podido pasar mucho tiempo juntos, Matt y tu rentan una cabaña y llevan a su hijo consigo.

rouscasalino

Advertencia: Un poco de smut. Sexo con protección, interrupción, sexo oral (mujer recibiendo), elogios, sobreestimulación (?), mordidas.
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Últimamente los horarios de trabajo de Matt y los tuyos los estaban manteniendo muy alejados.

Cuando tu tenías días libres, Matt debía trabajar así que cuidabas de su pequeño hijo Charlie de siete años. Y cuando él tenía días libres, tu debías trabajar así que Matt debía cuidar de él.

Pero ya estaban cansados de no poder pasar tiempo juntos, así que Matt logró poder hacer coincidir sus días y pasar tiempo juntos.

Ambos tuvieron una semana entera libre, y aprovechando de que Charlie estaba en sus vacaciones de invierno, rentaron una cabaña en el bosque para distraerse un poco de todo.

Y SI que se estaban distrayendo.

Era casi media noche y Charlie dormía, así que Matt y tu aprovecharon el tiempo para pasar estar juntos, encerrados en su habitación.

Ambos estaban desnudos en su cama, mientras Matt tenía tus piernas enrolladas en su cintura y te embestía con rapidez y salvajidad, sus manos entrelazadas a cada lado de tu cabeza a la vez que besaba tu cuello y dejaba marcas en él.

–Te extrañé tanto...–Dijo agitado en tu oído, dejando besos en todos lados que pudiera alcanzar.

–Y-yo también...–Gemiste antes de que capturara tus labios en un beso desordenado con saliva, dientes y lengua incluidos.

–No voy a durar mucho más.–Susurró en tu boca.

Sin decirle nada, le hiciste salir de ti y caer de espaldas en la cama, para después subirte encima de él y montarlo, volviendo a deslizarlo dentro de ti.

Comenzaste a moverte de arriba abajo en su miembro, cada vez más rápido y fuerte haciendo que sus pieles chocaran y sonaran, mientras él dejaba sus manos en tú cintura y apretaba con fuerza.

–M-matt...–Gemiste apoyando tus manos en su pecho.

–Sigue así, preciosa...–Gimió sintiendo como su orgasmo se acercaba, moviendo sus caderas para embestirte de vuelta.

Empezaste a moverte aún más rápido, y Matt ya no pudo contenerse, expulsando su semilla dentro del condón y dejándote quieta encima de él.

Una vez dejó ir todo lo que tenía, colapsaste encima de él, Matt abrazándote con fuerza y dejando besos en tú cabeza.

–No llegaste a correrte.–Te susurró después de unos minutos de silencio, acariciando tú espalda.

–Sabes que no es necesario.–Reíste ligeramente besando su pecho.

–Y tú sabes que no me gusta que pienses así.–Llevó su mano a tu mejilla para acariciarla, cuando escucharon a su hijo golpear la puerta.

¿Papá...?–Le escucharon decir con voz algo adormilada.–¿Mamá? ¿Están ahí?

–¡Aquí estamos, cariño! ¡Un momento!–Le dijiste levantándote y sacándolo con cuidado de ti, soltando un pequeño quejido al sentirte vacía.

–Déjame a mi, yo voy. Espérame aquí, y sin ropa. Vuelvo enseguida–Matt tomó tu mano y la besó, y luego tu frente.–¡Ya voy, campeón!

Le ayudaste a quitarse el condón para tirarlo a la basura ya que él aún estaba acostumbrándose a los lugares de la cabaña, mientras se ponía sus pantalones y abría la puerta para salir y luego la cerraba.

–¿Te encuentras bien?–Le preguntó mientras Charlie tomaba su mano para que supiera dónde estaba. Un pequeño gesto que su hijo siempre hacía con su papá.

–Tengo hambre...–Le dijo en voz baja.

–¿Quieres comer unas galletas y un vaso de leche caliente?–Se agachó para quedar a su altura, a pesar de que no podía verle.

–¡Sí!

–Bien, pero mamá no puede saber, así que éste será nuestro secreto, ¿está bien?–Se levantó y tomó la mano de su hijo mientras lo guiaba hasta la cocina por el pasillo.

Matt le preparó las cosas para comer de forma rápida, con la ayuda de Charlie. Y luego lo llevó a su habitación y se aseguró de que estuviera durmiendo para después volver contigo.

Abrió la puerta y luego la cerró otra vez, acercándose a la cama donde podía sentir que estabas.

–Espero aún no te hayas vestido.–Te dijo con una sonrisa coqueta, cerrando la puerta tras él.

–Ya te dije que no es—. Estabas sentada en la cama, cuando Matt te interrumpió empujándote con suavidad para que quedaras recostada y abriendo tus piernas, acomodándose para que su rostro quedara entre ellas.

–Ya deja de hablar estupideces.–Dijo antes de trazar una línea recta con su lengua hasta llegar a tu clítoris y comenzar a estimularte de una sola vez.

Dejaste caer la cabeza en la almohada y te cubriste la boca con la mano para silenciar el gemido que ibas a soltar para no despertar a su hijo.

–Eres deliciosa...–Gruñó en tu parte baja apretando tu muslo derecho con su mano izquierda, llevando su otra mano entre tus piernas para insertar un dedo en ti.

Tu mano libre la llevaste a su cabello y jalaste de él con fuerza, haciendo que gimiera y enviara vibraciones a todo tu cuerpo.

–M-matt... no te detengas por favor...–Gemiste lo más bajo posible, apretando su cabeza con tus muslos.

–No pensaba hacerlo, corazón.–Podías prácticamente imaginar la sonrisa en su boca con tan solo oírlo.

Sus movimientos se volvieron aún más rápidos, e insertó dos dedos más en ti, haciendo que tuvieras que morder tu mano.

Escaló por tu cuerpo dejando besos alrededor hasta llegar a tu pecho derecho, el cual metió en su boca y comenzó a succionar y morder hasta erectar tu pezón, y después repetir lo mismo en tu otro pecho sin dejar de mover sus dedos.

Volvió a besar tu cuerpo hasta llegar a tus labios y callar tus gemidos con su boca, insertando su lengua en la tuya.

Tus manos seguían en su cabello jalando de él, cuando tomó la tuya derecha y la dejó encima de tu cabeza.

–Tócate.–Susurró en tu boca para después seguir besándote.

Llevaste tu mano libre directa a tu clítoris para sobreestimularte, haciéndote gemir aún más.

Tus paredes comenzaron a contraerse, y no pudiste ni si quiera decir nada por el beso salvaje que estaban compartiendo cuando te corriste en sus dedos.

Llevaste ambas manos para arañar su espalda mientras besaba tu cuello y no dejaba de mover sus dedos mientras pasabas tu orgasmo.

Una vez ya te calmaste un poco, sacó sus dedos de ti y los llevó a tu boca para que los lamieras, haciéndote soltar un gemido.

Después de eso, volvió a besarte, introduciendo su lengua en tu boca para saborearte.

–Eres maravillosa.–Susurró con una sonrisa, y después dejó un suave beso en tus labios, colapsando a tu lado.

–Te amo tanto, Matt Murdock.–Reíste ligeramente volteándote hacia él para acariciar su rostro y abrazarlo.

–Yo también te amo, T/N Murdock.–Sonrió dejando un beso en tu frente y pegándote aún más a él.

Avengers OneShots IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora