Avengers OneShots II

Vuelta a lo mismo (T'challa Udaku)

Prólogo: Nakia hace comentarios acerca de tu cuerpo que te dejan mal (no tengo nada en contra de ella, realmente es todo lo contrario, ella me encanta, es sólo por el bien de la historia.

Jazamidala
Advertencia: Bulimia.
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Las cosas con T'challa iban de maravilla.

A pesar de llevar saliendo solo un par de meses, y que vivieras con él en el castillo tampoco fuera tanto tiempo, todos te tenían un inmenso cariño. Literalmente, ya eras parte de la familia.

Aunque últimamente, T'challa te había notado actuar extraño desde que Nakia había llegado a quedarse al palacio por un asunto de trabajo.

Lo que él no sabía, es que Nakia había hecho un par de comentarios acerca de tu cuerpo, los cuales te afectaron bastante.

Intentaste y aguantaste por bastante tiempo el no vomitar, dejar de comer, y todo lo que conllevaba la bulimia. Creíste haber superado ese asunto cuando eras más joven, sin embargo había vuelto otra vez.

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–¿Hermano? ¿Estás ocupado?–Shuri abrió la puerta de la sala de reuniones del palacio, donde T'challa estaba sentado en la cabecera de la mesa en su silla especial, revisando unos documentos.

–¡Claro que no! Pasa.–Le dijo con una sonrisa, gesturando al asiento junto a él.

Shuri se acercó y T'challa pudo notar de inmediato que había algo que la tenía preocupada por la expresión en su rostro.

–¿Todo bien?

–¿Has hablado con T/N últimamente? Me refiero... hablar así de cómo está, cómo se siente... de la visita de Nakia... sé que ella ya se fue, pero... ¿has hablado con tú novia?–Le preguntó una vez se sentó, viéndole a los ojos.

El rey de Wakanda función el ceño y movió los papeles a un lado para prestarle atención a su hermana.

–¿Por qué dices eso? ¿Está todo bien? ¿Ella te dijo algo?

–Solo responde a mi pregunta. ¿Has hablado o no con ella?–Insistió sin apartar la mirada de su hermano, con la misma expresión de preocupada.

–Bueno... un poco, si... T/N dijo que no le molestaba que Nakia se quedara. Y ahora que se fue... pues dijo que todo estaba bien. ¿Ocurre algo?

Shuri soltó un suspiro viendo hacia su regazo mientras jugaba con sus manos, para después levantar la vista y encontrar la de su hermano.

–Temo que T/N haya recaído en la bulimia. Sé que ella te habló de que cuando era adolescente lo tuvo, y que pudo salir adelante, pero creo que volvió a recaer en ello.

–¿Por qué dices eso?–Le preguntó con el ceño fruncido, comenzando a pensar en los últimos dos meses desde que Nakia había llegado, y luego se fue.

–Hoy almorzamos juntas, y lo único que hizo, fue mover la comida con el tenedor, hablar, y cuando llevaba algo a su boca, tomaba su vaso o una servilleta. Y sé que lo escupía ahí porque yo misma llevé las cosas de vuelta a la cocina y vi la comida.

T'challa... debes hablar con ella. Ha bajado mucho de peso estos últimos dos meses. Antes no lo había notado realmente, pero ahora que la veo, ella no está bien.–Posó su mano sobre la de su hermano, y le ofreció una pequeña sonrisa triste.

De pronto ahora todo tenía sentido. No eran sólo ideas suyas de que habías adelgazado muchísimo, o que en más de alguna ocasión cuando comieron juntos te levantabas rápido para seguramente ir al baño a vomitar.

–Muchas gracias, hermana. No te preocupes que voy a hablar con ella.–Le dio un pequeño apretón a su mano, luego se levantó y salió de la habitación.

(.....)

Esa misma noche, T'challa organizó una cena para solo los dos.

Ya ambos estaban sentados en la mesa, él en la cabecera y tú a su lado para así estar más juntos.

–Aún no entiendo porqué organizaste esto.–Soltaste una pequeña risa, sentándote en la silla.

–¿Acaso ya no puedo consentir a mi hermosa reina?–Se sentó a tu lado y tomó tu mano para dejar un largo beso en ella, sin romper el contacto visual.–Te ves resplandeciente, querida mía.

–Tú tampoco te ves nada mal.–Le respondiste con las mejillas sonrojadas.

–¡Ah! Ahí viene nuestra comida.–Dijo con una sonrisa sin soltar tu mano, viendo como les traían sus platillos.

Fue en ese momento que te diste cuenta que los vasos no eran oscuros como los de siempre, si no que eran transparentes. Había una sola servilleta para cada uno, y la mesa también era de cristal transparente, por lo que podías ver tus piernas debajo de ésta.

Pusieron tu plato frente a ti y quitaron la tapa revelando tu comida favorita, las personas retirándose del lugar para dejarlos a solas.

T'challa comenzó a comer, mientras tú tenías el tenedor y el cuchillo en cada mano, viendo hacia tu plato mientras miles de pensamientos corrían por tu cabeza.

–¿Algún problema, mi querida?–Te preguntó con suavidad.–¿Deseas comer otra cosa? Porque puedo pedirles que te preparen algo más especial para ti.

–N-no... todo... todo está bien.–Le ofreciste una pequeña sonrisa, tragando el nudo en tu garganta y comiendo tu primer bocado.

T'challa no quería presionarte, pero te miraba atento mientras te conversaba de cualquier cosa, a la vez que tu dabas uno que otro mordisco, pero muy pocos.

–¿Me disculpas un segundo? Tengo que ir al baño, ya vuelvo.–Te levantaste de la mesa, pero T'challa tomó tu mano y te quedó viendo a los ojos.

–Por favor no te vayas, amor mio. Quédate conmigo.–Prácticamente te suplicó, haciendo que te volvieras a sentar.

–T-t'challa...–Soltaste una risita temblorosa y nerviosa, pero él tomó ambas de tus manos y te quedó viendo a los ojos.

–Sé que quieres ir al baño para forzarte a botar todo, pero por favor querida mía, déjame ayudarte. Vamos a salir adelante juntos. Te lo prometo.–Te aseguró con una prqueña sonrisa, acariciando tú rostro con una de sus manos.

Ya sin poder aguantarte más, rompiste en llanto y T'challa se levantó de su asiento para abrazarte, dejándote esconder tu rostro en su pecho y besando tú cabeza.

–Tranquila, reina mía... no estás sola... ya no más. Aquí estoy para ti.–Susurró acariciando donde pudiera alcanzar, repartiendo besos en ti.