Avengers OneShots II

"Heather" (Tony Stark)

Prólogo: Pepper siempre había estado enamorada de Tony, pero Tony siempre había estado enamorado de ti, y tú de él.

O.s inspirado en la canción de Conan Gray del mismo nombre del título.

Advertencia: un poco triste si lo miras desde la perspectiva de Pepper, dado que tu vendrías siendo Heather.
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Mientras Tony bailaba con Pepper, pudo divisar a lo lejos una cabellera muy familiar para él, aunque no podía ser posible. Estabas fuera del país... ¿verdad?

–Disculpa.–Le dijo a Pepper alejándose de ella sin quitar la vista de aquella persona que creía conocer.

–¡Tony! ¡¿A dónde vas?!–Le preguntó ella, pero éste simplemente la ignoró.

Caminó hasta el grupo de personas donde te encontró a ti que se suponía debías estar fuera del país, con una copa de champaña en la mano.

Desde lejos pudo finalmente reconocerte. Ese cabello, tu piel delicada, ese vestido/traje que era simplemente tan tu.

Tony no podía creer lo que estaba viendo, sus rostro se iluminó por completo y aquel brillo que sus ojos habían perdido, volvieron con tan solo verte.

–Qué tal, damas y caballeros. ¿Disfrutando de la noche?–Dijo Tony acercándose con una sonrisa, pero sin quitar la vista de ti. Su mirada fija en la tuya, y lo mismo al revés.–Señorita T/A.

–Señor Stark.–Le saludaste con una pequeña sonrisa mientras el grupo se alejaba y discretamente te acercabas a su lado y tomabas su mano.

–Creí que estabas en el otro lado del mundo.–Susurró muy cerca de ti sin borrar la sonrisa ni despegar la vista de ti.

–Lo estaba, al menos hasta ésta mañana.–Sonreíste falsamente a personas que pasaban por su lado, pero a Tony parecía no importarle. No cuando al fin te tenía a su lado.

Un camarero pasó por su lado y dejaste tu copa vacía sobre su bandeja, agradeciéndole para luego arrastrar a Tony hasta el balcón y poder tener más privacidad y alejarse de la multitud de ahí dentro.

La hermosa luna y luces de la gran ciudad te hacían recordar a todo lo que Tony y tú habían vivido. De todo lo que la luna y estrellas habían sido testigo acerca de un romance secreto de las demás personas, a excepción de sólo una.

–Creí que estabas del otro lado del mundo...–Repitió Tony, aparentemente sin poder formular alguna otra frase coherente y sus neuronas fallando en funcionar de manera apropiada, sin soltar tu mano.

Tu solo rodaste los ojos y soltaste su mano, caminando hacia la baranda para apoyarte y mirar la ciudad, Tony copiando tu acción.

–Ya te dije que lo estaba, Anthony.

Ambos se quedaron en silencio por unos minutos. Lo único que podía oirse, era el sonido de la gran ciudad y la música de la fiesta de fondo.

–Aún no puedo creer que estés aquí...–Murmuró Tony con una pequeña sonrisa pero sin verte.

Mordiste el interior de tu boca nerviosa, jugando con tus manos y viendo hacia ellas.

–Te extrañé... mucho.–Te confesó volteándose para verte a los ojos, al igual que tú.–No te imaginas lo mucho que he pensado en ti, día y noche. He pensado en lo mucho que quería que volvieras aquí... conmigo...–Te dijo con ese brillo en los ojos que no veías desde hacía muchísimo tiempo.