Juntas otra vez (Natasha x hija)

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Prólogo: Después de tener una pelea con tu mamá, te escapas y no se ven hasta después de muchos años.

olimpia1020
Babushka ---> abuela.
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Nat te había adoptado cuando tenías cinco años. Ella no podía tener hijos, y tus padres habían muerto cuando eras muy pequeña. Y cuando se conocieron, tuvieron una conexión muy especial.

Siempre fueron solo las dos, y bueno, Clint con su familia. Que también era prácticamente la suya de igual manera.

Así siempre creciste rodeada de esa pequeña familia, también con los padres de Nat, Yelena, los Vengadores y quienes ustedes consideraban más cercanos. Pero cuando ya tenías más o menos quince años, hubo un tiempo en que las cosas entre las dos empezaron a romperse.

Es como si fuera que Nat no confiara en ti. No te dejaba salir con tus amigas, tenían solo peleas entre las dos, y más.

Un día, las cosas se le fueron de las manos y dijo un montón de palabras hirientes. Esa misma tarde cuando ella tuvo que ir a la Torre para una reunión de emergencia, hiciste tu maleta y te fuiste lo más rápido que pudiste de ahí. Ya no podías aguantar más.

Cuando Nat llegó por la noche a casa y no te encontró por ningún lado, empezó a entrar en pánico. Tony le ayudó a buscarte, pero para mala suerte de ellos, todos te habían enseñado diferentes cosas, por lo que tenías habilidades para desaparecer, esconderte, y de más.

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Fueron casi diez años en los que no te vio. Ni si quiera te molestaste en contactarla para hacerle saber que estabas bien. Nat no sabía absolutamente nada del paradero ni del estado de su propia hija.

Un día fue a una misión en la que terminó gravemente herida y perdida en una ciudad que no conocía. Tenía una puñalada en el costado y se desmayó en un callejón oscuro de noche.

Cuando despertó, estaba recostada en una cama, una luz prendida en la mesita de noche junto a ella. Tenía un parche puesto en la herida y también en los cortes de su rostro, además de que sólo tenía puesto su brasier deportivo para que fuera más fácil curar todo.

–Me alegra que estés despierta.–Le dijiste entrando a la habitación con una bandeja en las manos con comida y un vaso de agua.

Nat se sentó de golpe en la cama, posando su mano sobre el parche al momento en que le dolió.

Te acercaste dejando la bandeja en la mesita de noche, acomodando las almohadas tras ella en la pared para que se sentara y estuviera cómoda.

–Ten cuidado. Puedes romper los puntos que tuve que hacer.–Le ayudaste a acomodarse, pasando una manta por su espalda, sentándote a su lado.

–¿T/N...?–Dijo confundida, viéndote con el ceño fruncido y lágrimas en sus ojos.

–Hola mamá.–Le dijiste con una sonrisa, viéndole a la cara para después tomar la bandeja y dejarla en sus piernas.–Te preparé algo de comer. Según mal no recuerdo, te gustaba la pasta que solía hacer.

–¿Cómo me encontraste?–Te preguntó haciendo que le vieras a la cara.

–La verdad es que nunca te perdí. Siempre supe donde estabas, y tampoco me mantuve lejos. Solo me aseguré de que jamás me vieras o me encontraras.

Cuando supe que te enviarían a una misión por tiempo indefinido aquí en Rusia, alquilé ésta casa para dejar mis cosas en algún lugar y poder seguirte y ayudarte desde la distancia.–Le explicaste sin realmente verla a la cara.

–¿Y has estado sola todo este tiempo, mi pequeña?–Llevó su mano a tu mejilla para acariciarla y hacer que le vieras a la cara.

–No del todo...–Le dijiste con cierto tono de culpabilidad, para después voltearte ligeramente hacia la puerta.–Babushka... ya puedes entrar.–

La puerta se abrió y Melina entró por ella, acercándose a la cama donde ustedes estaban. Nat viéndola confundida y con tristeza.

–Durante todo este tiempo... siempre supiste donde estaba mi hija, ¿y nunca me lo dijiste?

–No podía. Le prometí que no lo haría. Pero también le pedí que se acercara a ti de nuevo.–Tomó la mano de Nat, acariciándola con suavidad.

–Tiene razón, yo sé lo pedí... p-pero me gustaría cambiar las cosas. T-tal vez... ¿acercanos? E-es que te he extrañado mucho...–Murmuraste viendo hacia tus mano en tú regazo, a la vez que Melina ponía su mano en tú hombro.

–Yo también te extrañé muchísimo, mi pequeña...–Sollozó Nat, acercándose para abrazarte con fuerza, mientras tú llorabas en su hombro.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Melina, y limpió unas pequeñas lágrimas que se le escaparon, viéndolas juntas otras vez.

Avengers OneShots IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora