Avengers OneShots II

Un dulce paseo (Steve Rogers)

Prólogo: Steve un día descubre un lugar donde venden caramelos y postres, y no puede evitar enamorarse de su dulce dueña.

JudidOrlando
Advertencia: pelea cuerpo a cuerpo.
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Steve había ido a recorrer Broocklyn solo para despejarse un poco. Últimamente hubieron demasiadas misiones que le tenían tenso, más la guerra de bromas de Tony, Sam, Pietro y Nat y Clint que les iban ganando ya que no sabían que habían hecho una alianza, y además el hecho de tener que entrenar a los nuevos reclutas en SHIELD le tenían agotado.

Por eso mismo quería tener tiempo para él, salir a despejarse sin nadie más y estar tranquilo.

Llegó a una tienda donde vendían todo tipo de postres, caramelos y general solo cosas dulces además de té, café y algunas bebidas.

–Buen día, ¿qué puedo ofrecerle?–Le saludaste con una sonrisa una vez Steve llegó a la caja registradora.

Al verte se quedó sin palabras, y de pronto se sentía como ese chico de estatura baja y delgado de Broocklyn al que las chicas no se le acercaban ni mucho menos se atrevían a decirle "hola".

–¿Señor?

–Y-yo... u-un café, por favor.–Te dijo algo nervioso.

–Muy bien... ¿algo más? ¿Le gustaría algo de comer? Hay una gran variedad de postres, delicias y caramelos aquí.–Le dijiste con una sonrisa, señalando al mostrador a tu izquierda.

–Un rollo de canela, por favor.

–Excelente, ¿su nombre?

–Steve Rogers.–Dijo aún nervioso y deseando no haberse sonrojado como creía que lo había hecho.

–Muy bien Steve Rogers, serían ($$$).–Le dijiste antes de que te pagara y se fuera a sentar a una mesa.

Una vez estuvo listo, Steve tomó su café y postre y luego se fue, sin poder quitarse la imagen de tu rostro de su mente.

Por los siguientes días y cada vez que podía, solía escapar de la Torre e iba a comprar algo a tu tienda, y la mayoría de las veces llevaba a Wanda con él para disimular y tratar de ganar la confianza suficiente para invitarte a una cita. Además, ella también le ayudaba.

Sus visitas se volvieron frecuentes y habían comenzado incluso a generar una pequeña amistad, muchas veces Steve se quedaba charlando contigo, y cuando iba solo, en ocasiones se quedaba hasta que cerrabas y te ayudaba a ordenar y limpiar.

Pero aún no reunía el valor para invitarte a salir.

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Steve iba caminando hacia tu tienda casi a la hora que debías cerrar para hablar contigo y finalmente decirte lo que sentía por ti.

Cuando llegó, las luces estaban apagadas y la puerta abierta.

Al ver esto, frunció el ceño y entró con cuidado de no hacer ruido. Pasó por detrás del mesón y se caminó hacia el pasillo que conectaba hacia una pequeña sala de estar para empleados del lugar y un baño a su izquierda, y a la derecha una cocina donde se preparaban los postres y caramelos.

Al escuchar golpes y cosas romperse corrió hasta la cocina donde te vio peleando contra cuatro tipos.

Tomaste un cuchillo del mesón y se lo enterraste a uno en la pierna, para luego tomar una bandeja de madera y golpear a otro en la cabeza con fuerza y hacerle caer inconsciente al suelo, a la vez que los otros dos se te acercaban.

Steve tomó otra tabla de madera para rompersela en la cabeza a otro tipo y darle una patada en la espalda que le hizo caer al suelo y golpearse en la cabeza, mientras que al que quedaba le golpeabas repetidas veces en el abdomen, sujetando su cabeza bajo tu brazo y haciéndole retroceder hasta que lo soltaste y cayó inconsciente.

–¿T/N estás—. Ni si quiera alcanzó a terminar, cuando le tomaste de la mano y le diste la vuelta, haciéndole caer al suelo y posando tu rodilla en su espalda, sujetando su mano con la tuya y la otra bajo tu otra rodilla.

–Quién eres y qué quieres.–En lugar de sonar como pregunta, sonó más como una orden, mientras seguías haciendo presión para que no se soltara.

–¡T/N soy yo! ¡Steve!–Exclamó viendo por sobre su hombro.

–¡¿Steve?! ¡¿Qué estás haciendo aquí?!–Le preguntaste con el ceño fruncido y completamente desconcertada, dejándole ir mientras te ponías de pie y luego le ayudabas.

–B-bueno venía a verte porque necesitaba hablar contigo, y luego vi las luces apagadas, la puerta abierta y escuché ruido aquí así que vine porque pensé que estabas en peligro... p-pero veo que lo pudiste manejar.–Comenzó a hablar rápidamente, y luego al final miró a su alrededor a los tipos en el suelo.–Perdón que me entrometa, y-y no tienes que responder si no quieres... ¿p-pero cómo es que...?

–Veinte años en el ejército en inteligencia, misiones de alta confidencialidad y entrenamientos a diario con los mejores agentes y de alta exigencia. Tuve que retirarme después de una lesión durante una misión en Afganistán rescatando a un político de alto rango. Me retire con honores pero no pude volver.–Le explicaste con una pequeña sonrisa.

–¿Fuiste parte del ejército?–Te preguntó atónito.

–Sí...–Reíste ligeramente.–Pero cambiando de tema, dijiste que venías a hablar conmigo. ¿Está todo bien?

–¡O-oh! Claro... si... yo...–Dijo aclarando su garganta y moviéndose incómodo en su lugar, evitando tu mirada.–T-T/N yo... l-la cosa es que... ¿t-te gustaría tal vez... u-un día... no sé... tal vez podríamos—

–¿Ir a una cita?–Le preguntaste viéndole a los ojos con una pequeña sonrisa.

–S-si... exacto, eso...–Dijo nervioso mientras jugaba con sus manos.

–Me encantaría, pero antes tenemos que sacar a estos tipos de aquí y luego tal vez podríamos ir a cenar, si te parece.

Steve soltó una pequeña risita, sin poder dejar de observarte.

–Eso sería maravilloso...–Dijo antes de que ambos se alejaran para sacar a los hombres inconscientes de ahí.