Capítulo 54.

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La japonesa le sonrió a la cajera en agradecimiento en cuanto le entregó el recibo por su compra, a pesar de haberse ido a dormir tarde anoche, hoy se levantó temprano para hacer algunas compras de cosas personales que le hacían falta y de paso compró algunos obsequios para sus padres antes de irse a Osaka.

Cuando les dijo por teléfono que iría a visitarlos se sintieron contentos, después de todo Sana es su única hija y aunque no se lo dijeran explícitamente, la japonesa sabe que ellos la extrañan demasiado. Han pasado varios meses desde la última vez que se vieron, cuando fue a visitarlos con Tzuyu.

Sonrió nostálgica ante ese recuerdo, las cosas cambiaban tan rápido, en ese momento Tzuyu y ella no eran novias todavía, pero la atracción que sentían ambas era demasiado evidente.

Si le hubiesen dicho hace meses que su relación con Tzuyu terminaría de esta manera pensaría que era una locura, porque a pesar de las circunstancias Sana se sentía feliz con ella pero todo tiene un límite y no es que quisiera alardear de su relación con la taiwanesa, eso no era lo que ella buscaba, pero lo que si quería era que Tzuyu la respetara a ella y la relación que ambas tenían.

Y está bien, puede entender que Tzuyu sienta miedo ante las consecuencias, de hecho cuando eran novias nunca la presionó, siempre fue comprensiva, siempre hizo lo posible por entenderla, incluso le había pedido darse un tiempo en su relación y de esa manera aclarar la situación pero no funcionó porque para Tzuyu resulta más fácil huir de todo que intentar cambiar su manera de asumir las consecuencias.

—¡Unnie!—La voz de Miyeon la sacó de sus pensamientos.

—¿Mmmh?—Murmuró levantando la mirada.

—Te pregunté si esta falda te parece bonita pero no me prestaste atención ¿Te pasa algo?

—No, estoy bien, es solo que me distraje pensando en lo del viaje a Osaka. Y la falda no es tan bonita, ese color es horrible.—Dijo observando la prenda antes que Miyeon volviera a dejarla en su lugar.—Miyeon ¿Quieres ir a tomar algo? Yo te invito.

—Está bien, vamos. Todavía me queda tiempo para llegar a la oficina.—Tomó a la japonesa del brazo para luego salir de la tienda.

—Unnie ¿Te acuerdas de mi amiga? ¿La que te presenté anoche?—Preguntó de repente.

—Sí, claro que me acuerdo ¿Qué pasa con ella?

—Me pidió tú número. Dijo que le pareces muy bonita y quiere conocerte más.

La castaña levantó una ceja al escuchar eso.

—Y ¿Le enviaste mi número?

—Claro que no. No lo haría sin tu consentimiento.

—Hiciste bien Miyeon.—Suspiró.

—¿Por qué? ¿No te agradó? Anoche te veías cómoda hablando con ella.—Habló Miyeon.

—Si me agradó, pero por lo que me dices es evidente que está buscando algo más que una amiga y no quiero que se haga una idea equivocada.

—Bueno eso es cierto, pero yo pienso que no deberías cerrarte ante la posibilidad de conocer a otras personas.

—Miyeon, ya sabes que...—La menor la interrumpió, sabiendo lo que Sana le diría.

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