Capítulo 2.

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Televisión, comida, y el sofá vacío, tal vez no parece ser un paraíso para cualquier persona, pero para la Japonesa si que lo es. Necesita, y quiere descansar, estuvo trabajando hasta tarde en el bar, a pesar de la penosa situación por la que tuvo que pasar. Quiso exponer su queja ante el dueño del lugar, pero este solo le dijo que no permitiría más escándalos en el establecimiento, y que si quería mantener su trabajo debería dejar de ser tan quisquillosa; Sana se molesto ante sus palabras pero no hizo nada porque no tiene otra opción, debe trabajar ahí aunque no quiera.

Encendió el televisor, mientras come algunas de las galletas de Momo, no debería estar comiendo la comida de la rubia, si conoce bien a su amiga sabe que se molestara al ver que acabo sus deliciosas galletas. Pero no importa, con un buen aegyo puede convencer a Momo para que no le reclame.

El timbre del apartamento sonó, Sana se levantó algo confundida, ¿Quién podría ser? Mina está en la academia de artes y Momo salió de compras con Heechul. Abrió la puerta, y no tuvo tiempo de saludar porque unos brazos rodearon su cuerpo en un abrazo.

—¿Estás bien? ¿Te ocurrió algo? Dime que no te lastimaron.

—Hey, tranquila. Estoy bien.—Sonrió enternecida ante la preocupación de la menor.

—Estoy muy preocupada Unnie, te expones mucho en ese lugar.

—¿Quién te contó? ¿Fue Momo verdad?

—Eso no importa, no intentes evadir el tema.—Ambas se sentaron en el sofá.

—Si esa chica no te hubiera defendido, no quiero ni pensar en las consecuencias.—La menor sacudió la cabeza tratando de alejar aquel pensamiento.

—Bueno, por suerte no ocurrió nada grave.

—¿Qué piensas hacer al respecto?

—No puedo renunciar, necesito el dinero para seguir estudiando. Buscare otro trabajo, pero por ahora debo seguir en el bar.

—Unnie, no es conveniente que sigas allí. Pero entiendo tu situación, y te prometo hacer todo lo posible para ayudarte.

—Gracias Dubu.—Apretó la mejilla ajena, la menor sonrió.

—¿Le explicaste al dueño del bar lo que sucedió?

—Sí, pero él actuó indiferente, y no le dio importancia a lo que sucedió. Tan solo apareció para sacar a la chica que me defendió y a sus amigas.

—¿Sabes su nombre al menos?

—No, ni siquiera tuve la oportunidad de agradecerle. Pero ya no quiero hablar de eso, hablemos sobre ti.

—¿Sobre mi?—Sana asintió.

—¿Cómo vas en las clases de piano?

—Tengo mucho por contarte. La verdad estoy muy contenta.

Sana sonrió al ver a Dahyun relatar cada detalle de sus clases de piano, esa chica es como un sol, realmente logra alegrar el momento con su cálida sonrisa. Intenta escuchar cada detalle de lo que está diciendo la menor aunque en sus pensamientos aún sigue la chica del bar, desde lo sucedido no ha dejado de pensar en ello, o más bien, en ella. Tal vez solo se trata de un profundo agradecimiento ¿O no? Es decir, se siente algo avergonzada porque no pudo agradecerle.

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