Capítulo 38.

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Con su dedo indice Sana levantó el mentón de la menor para mirarla fijamente al rostro, sin pensarlo demasiado se acercó a sus labios para besarlos siendo correspondida por Tzuyu, quien a su vez la atrajo más hacía ella enredando sus dedos en el cabello de la Japonesa.

Acercó sus labios hasta su cuello dejando unos cuantos besos húmedos en el camino, dando paso a su lengua que hizo estremecer a Tzuyu, la necesidad por tocarla comenzaba a ser evidente, había sido una semana demasiado larga, por supuesto que no iba a desaprovechar su momento a solas con su novia.

Sus dientes se encargaron de dejar unas cuantas mordidas en su clavícula provocando un leve gemido en la menor, Sana sonrió ante ello.

Las dedos de la taiwanesa fueron desabotonando su blusa con agilidad, en cuanto la tuvo en sus manos la arrojó al suelo, Tzuyu subió sus manos por la espalda de Sana para desabrochar su sostén y sin vacilar acercó sus manos hasta los pechos de la mayor, dando un apretón, sintió como las uñas de Sana comenzaban a aferrarse con fuerza en sus hombros.

Deslizó sus manos bajo la falda de la mayor, acariciando la suave piel de sus muslos. Acercando su tacto hasta la intimidad de Sana aún cubierta por sus bragas, al sentir como la respiración de la Japonesa comenzaba a ser más pesada una sonrisa apareció en sus labios, presionó sus dedos contra la intimidad de la misma.

—¿Te gusta?—Sana solo asintió manteniendo sus ojos cerrados.

Sus dedos siguieron moviéndose mientras veía a Sana morderse el labio para no gemir pero justo cuando iba a avanzar, la Japonesa la detuvo.

—Espera.—Sana la apartó.

—¿Qué ocurre? ¿Te lastimé?

—No, solo que hoy quiero complacerte.

Tzuyu no dijo más nada, Sana agarró el dobladillo de su camisa con la intención de quitarla pero la menor se sobresalto al escuchar un ruido impidiendo que Sana siguiera con lo que estaba haciendo.

—¿Escuchaste eso?

—Seguramente fueron los vecinos.—Dijo Sana restando importancia al asunto.

—Pero...

Sana colocó un dedo en los labios de la menor.

—Shh, ya deja de hablar.—Le dijo susurrándole al oído.

La Japonesa besó nuevamente los labios de Tzuyu con fervor, se apartó para terminar de quitar su camisa. Mordió su labio al ver que llevaba el sostén de encaje negro que llevaba puesto, ese es su favorito pues contrasta muy bien con el color de piel de la menor.

Quitó aquella prenda, empujó con cuidado a Tzuyu contra las suaves sábanas de la cama para luego ubicarse sobre ella presionando levemente su propio cuerpo contra el de su novia, dejó varios besos por el rostro de la menor, desde sus mejillas hasta llegar a sus senos. Su respiración chocó contra el pezón de Tzuyu, quien se estremeció ante el contacto, sus labios comenzaron a acariciar la zona tal y como si estuviera chupando un caramelo.

—Diablos.—Murmuró Tzuyu, sus dedos se enredaron en el cabello de Sana.

Se sentía tan bien, tan delicioso, tan placentero. Normalmente solía ser ella quien tomaba la iniciativa cada vez que mantenían relaciones sexuales pero debe admitir que Sana sabe como y donde tocarla dándole la atención que su cuerpo pide cada vez que están juntas.

La Japonesa se sintió complacida al escucharla gemir, bajó sus labios hasta el abdomen de la menor mientras que sus manos se encargaban de desabrochar el botón de su pantalón en cuanto lo hizo comenzó a deslizarlos por las largas y esbeltas piernas de Tzuyu, dejándola solamente en bragas.

Make Me Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora