Capítulo 31.

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Mina se sintió aliviada en cuanto llegó a su hogar, había sido una noche difícil y ahora finalmente están en casa, afortunadamente sus padres aún siguen en su viaje de negocios y no volverían dentro de una semana, Kai probablemente esté dormido, sin embargo fue muy cuidadosa en no hacer ruido, lo que menos necesita en estos momentos es tener que dar explicaciones.

Subieron las escaleras con cuidado hasta llegar a su habitación, Mina ayudó a Nayeon a sentarse en la cama mientras se encargaba de buscar alguna camiseta ancha o una de sus pijamas para la mayor, no podía dejar que durmiera con la misma ropa sucia de quien sabe que bebida alcohólica; cuando finalmente encontró lo que buscaba, caminó de vuelta hasta la cama y se acercó a la coreana.

—Nayeon, quítate la ropa y ponte esto.—Le entregó una camiseta ancha y de color negro, Nayeon tan solo asintió sin protestar.

Mina caminó hasta la puerta con la intención de marcharse, ella no quería incomodarla mientras se desvestía por lo que decidió esperar afuera, claro, eso hasta que escuchó la voz de Nayeon.

—Mina... No puedo quitarme esto, ¿Podrías...podrías ayudarme?

La Japonesa tragó en seco, se sintió estúpida por un momento, ¿Por qué tendría que estar nerviosa? Son mujeres adultas y maduras, no adolescentes de hormonas alborotadas.

—Claro.—Se acercó de nuevo hacia ella con total tranquilidad.—Levanta los brazos.

Nayeon obedeció, mientras que Mina tomó el dobladillo de su blusa para deslizarla sobre su cuerpo, dejando a la vista los pechos de la mayor, apartó la mirada ella no quiere parecer una pervertida.

—Voy a quitar tus zapatos.—Habló, sin recibir respuesta alguna mientras estaba en cuclillas para quitar el broche de sus zapatos.

Se detuvo al sentir la mirada de Nayeon fija sobre ella, sus ojos están brillantes y toda su atención está puesta en las acciones de Mina. ¿Podría soportarlo? La mayor le está haciendo perder el auto control y en una situación tan incómoda, pero a la mierda con todo, tal vez ya es hora de dar el primer paso.

—Nayeon, ¿Puedo ser atrevida?—No obtuvo respuesta, solo una mirada curiosa.

Sin pensarlo dos veces se levantó, para colocar sus piernas a los costados de los muslos de Nayeon, atrapando su cuerpo entre ella y la cama, acercó su rostro para besarla, pero no era un beso para nada tierno, era un beso desesperado, de esos que te dejan sin aliento.

Mientras sus lenguas se juntaban, las manos de Nayeon no se quedaron quietas, las deslizó por debajo de la camisa de Mina para tocar sus pechos por encima de su sujetador, escuchó un suspiro saliendo de sus labios.

Dios, cuanto había deseado estar en esa situación con Mina, quería probar el sabor de sus labios y tocar su piel.

—Nayeon...—Murmuró.—¡Nayeon!

Escuchó la suave voz de Mina en sus oídos, inmediatamente abrió los ojos y se levantó de golpe, una mala idea pues sintió un terrible dolor de cabeza al hacerlo, esas son las consecuencias de beber sin control.

—Demonios.—Cerró sus ojos ante el dolor, mientras frotaba sus sienes.

—Tranquila, ¿Estás bien? Estabas muy agitada cuando entré a la habitación.

Nayeon se sintió confundida, entonces ¿Todo había sido un sueño? Parecía muy real, el miedo se apoderó de ella y si ¿Se le escapó un gemido frente a Mina? De solo imaginarlo le da vergüenza.

—¿Agitada? ¿Dije algo mientras dormía?—No podía quedarse con la intriga.

—Solo estabas murmurando, ¿Tuviste una pesadilla?

Make Me Love YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora