El teléfono de Tzuyu volvió a sonar nuevamente, al mirar la pantalla se dio cuenta que era el mismo número desconocido que la había llamado hace unos minutos mientras conducía hasta el apartamento de Sana, le pareció extraño ya que siempre ha sido cuidadosa respecto a su privacidad pues desde que asumió el cargo de presidencia de alguna manera también estaba expuesta al ojo público. Decidió contestar la llamada.
—¿Jackson? ¿Cómo conseguiste mi número?
La Japonesa se quedó junto a Tzuyu esperando a que terminara su conversación, pero la verdad es que estaba intrigada.
—Entiendo. ¿Podemos vernos mañana? Bien, buenas noches.—La menor guardó su teléfono en el bolsillo de su abrigo.
—¿Está todo bien?—Preguntó Sana.
—Sí, más que bien.—Sonrió.
—¿Ah si? ¿A qué se debe tanta felicidad? ¿Tendrá que ver con Jackson?
—En realidad sí. Jackson es el gerente de una inmobiliaria, me está ayudando con los trámites de la compra del apartamento.
Sana frunció el ceño.
—¿Qué? ¿Te vas a mudar? ¿Por qué no me lo habías dicho?
—No te lo había dicho porque no hemos tenido tiempo para hablar.
—¿Qué hay de tú madre?
—Aún no lo sabe, se lo diré cuando regrese a Corea.
Sana notó la mirada de preocupación en Tzuyu, no conocía a la madre de la menor pero por lo que le había dicho parece ser estricta con ella. Se preguntaba ¿Cómo reaccionaría al enterarse que están saliendo? Por alguna razón, siente que las cosas se volverán complicadas en cuanto eso suceda pero mientras esté con Tzuyu todo estará bien ¿No es así?
Cada vez que está con ella es como si un sentimiento de seguridad se instalara en su corazón.
—En fin, yo me encargaré de eso. Ya es hora de que vayas a casa, hace demasiado frío aquí. Buenas noches, nos vemos mañana.
La menor dejó un beso en la frente de Sana pero esta la tomó del brazo antes de que se alejara.
—¿Qué? ¿Ya te vas? No quiero que te vayas.
—Sana, estoy cansada. Además no quiero incomodar a Momo.
—Anda vamos, yo sé que hacer para que te relajes.—Sonrió.
—Yo también sé lo que debo hacer y es ir a casa a dormir.
—Tzuyu, por favor.—Habló inflando sus mejillas como una niña pequeña.
La taiwanesa rodó los ojos.
—Está bien, tú ganas.—Sana sonrió.
Ambas entraron al apartamento de la mayor quien se sorprendió al ver a Dahyun en casa, Momo no le había avisado que vendría.
—Hola Sana unnie.—Sonrió.
—Hola Dahyunie, es un gusto verte.
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Make Me Love You
FanfictionNo tenían nada en común, sus personalidades ni siquiera eran similares, una era tan fría como una noche de invierno, y la otra tan cálida como el sol de verano. Su vida era aburrida, incluso sin sentido pero aquel rayo de luz logro entrar en lo más...