Capítulo 14

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Anastasia.

Sonrío con satisfacción pura, cuando comienzo a escuchar los gritos mezclados con las risas y carcajadas de mis hermanos, tíos junto a mis primos quienes se encargan de darle una lección al sujeto que ha atentado contra nosotros y mi galería. Sé perfectamente que el hombre no saldrá vivo de cada una de las torturas que tienen todos los chicos para él, solamente por cometer un error en su vida.

Era un precio a pagar por meterse con alguno de nosotros.

Ethan y yo salimos de la bodega donde incluso, puedo escuchar a lo lejos los gritos de dolor mezclados con súplicas patéticas que no harán ningún efecto a las personas que tenía como su verdugo.

¿Creen que más quince mafiosos que son expertos asesinos en la sangre y torturas van a apiadarse de una basura del infierno tan patética como lo es ese sujeto?

Nosotros los herederos de las flores teníamos un lema bastante poderoso desde hace unos años, un lema que incluso supera al de nuestros padres porque desde que nacimos siempre nos enseñaron el valor de la unión entre todos nosotros y a pesar de la distancia junto a los años, lo seguimos manteniendo.

Te metías con uno de nosotros, te metías con todos.

Éramos todos o ninguno.

Y eso es algo que no va a cambiar.

Jamás.

—¿Crees que hicimos bien en dejar solamente uno vivo?— inquiero caminando hacia el auto del sarnoso, tarareo una pequeña canción por lo bajo. Necesito cambiarme de ropa— siento que no es suficiente...—

—Dulzura, es mejor uno a que ninguno— responde, lo miro para detallar su sonrisa malvada en sus labios— ahora, escucha eso...— señala ante los gritos de dolor y las súplicas mezcladas con sollozos. Sonrío de igual manera que él— no tendríamos esta diversión, si hubiéramos dejado a los dos vivos...—

—Mm...— finjo pensarla— tienes razón, sarnoso—

Pone una expresión de falsa sorpresa antes de mirar al cielo despejado y estrellado como si buscara algo, río por lo bajo recargando mi espalda en la puerta del auto, cruzando mis brazos encima de mi pecho.

—¿Qué estás haciendo?—

—Viendo si no lloverá azufre— no despega su mirada del cielo— no dijeron nada en el pronóstico del clima, olvidé mi sombrilla...—

No puedo evitarlo más y comienzo a reírme a carcajadas ante sus expresiones, me acerco para golpearlo en el estómago suavemente, se ríe conmigo antes de pellizcar mi mejillas. Gruño con falsa molestia para golpear su mano también, no deja de reírse.

—Eres un idiota—

—Soy el idiota que tiene razón, demonio— me besa brevemente, cosa que me toma por sorpresa— admitir que tengo razón de vez en cuando, Anita. No hace daño—

—Lucifer, que horrible...— respondo con horror, chillo con cierta indignación— ¡Nadie me llama Anita, sornoso pulgoso!—

—Suerte la mía, porque yo sí— pellizca de nuevo mi mejilla— la pequeña demonia Anita que es caprichosa y mimada...—

—¡Ethan!— chillo con más indignación— ¡No soy mimada, ni caprichosa! ¡Pedazo de perro infernal!—

—Y manipuladora, también— responde con una sonrisa arrogante, lo fulmino con la mirada— anda, sube al auto que no hemos terminado con nuestra noche—

—Yo sí, me voy a mi apartamento— refuto con caprichoso. Demonios, probablemente tenga más razón ante mis caprichos— no quiero verte—

—Una pena, porque yo sí— dice como si nada. Mis cejas se arquean con evidente sorpresa y siento como las mejillas se me ponen ligeramente rojas— miren, si mis pequeñas fresas han vuelto, ¿quieres que las muerda también?—

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora