Capítulo 41

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Anastasia.

Dolor.

Eso era lo único que podía sentir en estos momentos.

Solo dolor.

Y desesperación...

Demasiada.

Sentía que el tiempo pasaba de forma tan lenta que apenas podía recordar cuándo fue la última vez que almorcé con mis padres, la última vez que los abracé y les dije que los amaba a pesar de toda la sobreprotección que me colocaban. La última vez que molesté a mis hermanos para después decirles que a pesar de que son odiosos, los amaba con toda mi alma e iría al mismísimo infierno con tal de verlos a salvo.

Lo haría una y otra vez, daría mi vida por ellos, sin dudarlo ni un segundo.

Apenas podía recordar, la última vez que besé a Ethan mientras me decía a mi misma que había caído en su trampa de amor, por que lo había hecho y no me arrepentía ni un segundo, porque finalmente, había encontrado la paz y felicidad que tanto había anhelado. Apenas podía recordar la última mañana en que desperté a su lado, y me decía de forma silenciosa que era el hombre más apuesto que he visto en mi vida mientras lo veía dormir.

El tiempo pasaba de forma tan lenta que se sentía como una eternidad.

Una eternidad que estaba envuelta de dolor.

De mucho dolor.

Y traiciones...

Nunca me lo imaginé, siempre estuvo frente a mis narices y nunca me dí cuenta de que era ella.

—Anastasia...—

Ni siquiera logro reaccionar ante la suplica de su voz, solo me concentro en tratar de controlar mi respiración errática en una forma de aliviar el dolor en las diferentes partes de mi cuerpo, mi mirada solamente se mantiene fija en algún punto de la pared asquerosa que tengo más cerca mientras que siento como varios hilos de sangre, se deslizan de las múltiples heridas que me ha hecho ese maldito hijo de puta.

Cierro mis ojos, apretando mis manos en puño. Luchando contra las lágrimas de dolor, todo se multiplica con cada respiración mientras me digo el mismo mantra una y otra vez, uno que mantenía la poca cordura que me quedaba del tiempo que llevaba encerrada.

No te rindas, Anastasia.

No te rindas, Anastasia.

Estarás bien, Anastasia.

Vas a estarlo, vas a superarlo como siempre lo has hecho.

No te rindas.

—Anastasia...—

—¿Cómo es que terminaste engañándome de esta maldita manera, matilda hija de perra?— siseo en coraje ante la voz de Astrid o mejor dicho, Marina Stasiak— ¡Joder! ¡Te di todo, Marina! ¡Te confíe mi vida entera...!—

—¿¡Y crees que no lo sé, maldita sea!?— exclama igual en tono enérgico mientras lucha por desatarse de la silla, la miro desde donde me encuentro colgada— ¿¡Crees que nunca me pesó la maldita conciencia el mentirte a la cara por más de cinco años!? ¡No fue fácil, Anastasia! ¡No pedí esta maldita vida! ¡No pedí mentirte a la cara sabiendo que fuiste la única persona que no me dejó sola cuando más lo estuve!— varias lágrimas se deslizan por sus mejillas, niega— nunca pedí esto, nunca...lo quise...odiaba todo lo que venía de los Stasiak, solo me trajeron problemas de los que pude escapar cuando mis padres murieron...fue una mierda todo...—

Intento ignorar la punzada en mis costillas que me gritaba en muchos sentidos que Marina, me estaba diciendo la verdad, porque joder, lo veía en sus ojos el desespero al saber que toda esta situación de mierda en parte podría ser su culpa.

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora