Capítulo 55

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Ethan.

No lo mires, Ethan.

No lo mires, Ethan.

Mientras menos lo mires, menos te parecerá raro.

Me repito ese mismo mantra un par veces, mientras trato de concentrarme en el menú que tengo en mis manos, pero se torna un poco complicado cuando un par de ojos saltones miran en varias direcciones, aunque al final, siempre termino siendo su foco de atención.

Intenta fingir que la cosa esa, no está mirándote, Stirling.

Y tal parece que Alik, tiene el mismo pensamiento que yo, por que sin despegar la mirada de su menú, responde en mi dirección.

—Stirling, entre más lo mires más se concentrará en ti. La lagartija, es capaz de percibir las miradas pesadas, y la tuya, digamos que no es tan ligera—

Gruño por lo bajo con cierta inquietud, tratando de ignorar ese par de ojos saltones, pero no puedo evitarlo y cierro el menú, mientras arqueo una ceja en dirección a Alik, quien me mira con una ceja arqueada y una sonrisa ligeramente burlona.

—¿No me digas que te asusta una simple lagartija?—

—No me asusta— afirmo— sin embargo, es muy raro que me esté mirando fijamente como si fuera su próximo bocadillo—

—La lagartija no come humanos, quisiera entrenarla para eso, pero Marina fue bastante explícita de cómo haría desaparecer mis testículos, si se me ocurre la idea de entrenar a la lagartija para que coma humanos— hace una mueca— esa mujer, siempre me termina arruinando la diversión con mis nuevas adquisiciones—

—Pensé que habías dicho que era de ella—

—Lo es, pero como técnicamente fue un regalo y como soy su esposo, la cosa esta también es mía— resopla— nunca me gustaron las mascotas, en realidad—

—¿Y le diste una mascota a tu esposa por qué...?—

—No quería que se sintiera sola en casa, lo cuál es irónico, tomando en cuenta que está en Alemania, y yo tengo que cuidar a su lagartija. Afortunadamente, el restaurante es pet friendly, sino, alguien terminaría muerto y no sería precisamente yo—

Asiento, volviendo a tomar el menú aún con cierta inquietud ante los ojos saltones del animal que me mira fijamente y regreso a las letras, buscando algo que me sea apetecible, donde por alguna razón, estoy tentado en pedir una ensalada con tal de no pedir carne o cualquier animal muerto, que pueda ofender al animal que tengo cerca de mí.

—Stirling, entre más la mires, más te mirará él—

—¿Él?—

—Sí, es macho— enfatiza, leyendo de nuevo el menú— pero como mencioné, está medio idiota la lagartija. ¡Carajo!— sisea, cuando el animal lo muerde y mira hacia él— hazlo de nuevo, y vamos a recibir a nuestra dueña, con filete de lagartija a la naranja y como postre, tus ojos saltones bañados en chocolate...—

—No sé que me inquieta más, sí el hecho de que eso...— señalo al animal— no sea una lagartija, o el hecho de que la tengas encima de la cabeza como si nada—

—Lo sé, pero a la lagartija le gusta mi cabello por alguna razón y has visto, lo bajé dos veces y se volvió a subir a mi cabeza como si nada— responde, antes de elevar un poco su cabeza y nuevamente, esos ojos saltones me miran por un par de segundos— aparte, sí la lagartija te inquieta, más razones tendré para llevarla en la cabeza—

—Más vale que cuando traigan la comida, lo pongas en su terrario portatil— señalo la caja pequeña que se encuentra en una de las sillas vacías, asiente— hablo en serio, Hoxha—

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora