Capítulo 29

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Anastasia.

Ethan sonríe con cierto complacimiento al ver que no borro la sonrisa de mis labios, arquea una ceja mientras que dejo caer pesadamente el catalogo con las líneas de colección de las joyerías, recargo mi espalda en el banco acolchado que tiene el restaurante y el sarnoso de mi novio suelta una pequeña risa.

—Me sorprende que estés tan tranquila, dulzura. Por un momento, creí que tendría que sacarte como costal de papas de este lugar—

—Admito...— coloco mis codos en la mesa para tomar la copa de vino y darle un trago, mi sonrisa se ensancha— que nunca tuve la intención de ganarte, sabía que lograrías reconocer cada uno de mis diseños—

—Así que...¿plan con trampa?—

—Tal vez...— juego con el líquido de la copa suavemente, nuestras miradas no de despegan del otro, sonrío cuando sus ojos grises vuelven detallar el movimiento mis labios cuando paso mi lengua por ellos— digamos...que sé cuando las tengo de perder—

—Una novedad, sin duda— responde con falso tono sorpresivo, nos reímos— realmente, por un momento pensé que tendría que hacerlo a las malas, demonio—

—¿Ah, sí?— arqueo una ceja, asiente satisfecho al haber conseguido mi atención— aún no es tarde, para que haga una pataleta y pierdas el control de ti mismo—

—Con que eso era...— coloca sus codos en la mesa también, inclinando su rostro cerca del mío— ¿No es así, demonio caprichoso?—

—Me gusta cuando pierdes el control de ti mismo— mi dedo pulgar acaricia sus labios suavemente, sonrío cuando su mirada gris se oscurece— sobretodo, porque me follas como un maldito animal salvaje—

—Ninfómana de mierda—

—Ninfómano de mierda con pulgas—

—Súplicas por mi verga, dulzura—

—Y tu por mi coño, lobito precioso—

Con ganas de probar sus límites, me quito suavemente uno de mis tacones para comenzar a acariciar su pantorrilla por debajo de la mesa, veo como la intensidad junto a el deseo morboso por hacerme suya, aumenta en sus ojos grises. Al punto en que no podrías describir el color de sus ojos con exactitud, simplemente se ven de un color tan magnífico que no puedo explicar.

—Anastasia...—

—¿Qué?— inquiero en tono suave e inocente que lo calienta más, lo sé por qué su mirada no deja de oscurecerse— no estoy haciendo nada, lobito precioso...—

—No me tientes la paciencia, dulzura...—

—¿O qué?—

Una sonrisa enigmática se forma en sus labios y el deseo de besarlo se hace presente, justo cuando estoy a punto de hacerlo, retira su rostro cerca del mío a lo que yo gruño con desacuerdo, se ríe por lo bajo.

—No querrás saberlo ahora...— responde en tono ronco que envía cientos de escalofríos a todo mi cuerpo— tengo mucho planes para nosotros, dulzura...—

—Mm...— sigo subiendo mi pie por su pierna— tengo curiosidad...—

Su risa ronca me hace estragos en el estómago y tengo que reprimir mi jadeo de sorpresa, cuando toma mi tobillo con fuerza en una de sus manos, tal como lo hizo con mi mano hace una semana, coloca la planta de mi pie en su semi erección que aún así, resalta por encima del pantalón.

—Como siempre te lo digo, dulzura. Si me vas a tocar la verga, hazlo bien...— ladea su cabeza con una sonrisa petulante en sus labios— ¿O necesitas que te dé otra lección de como debes tocarme la verga, dulzura?—

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora