Capítulo 53

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Anastasia.

Los dedos de mi mano derecha, se pasean suavemente por la piel del pecho de Ethan, el cuál sube y baja al ritmo de su respiración pausada, pero sé que no está dormido. Suelto un pequeño suspiro de tranquilidad y satisfacción.

Mi mano izquierda se encuentra en la parte baja de su abdomen, muevo mi muñeca para que se mueva, pero aunque lo hago, a duras penas logro sentir algo debajo de mis dedos.

Sigo sin poder sentirlo debajo de mis dedos.

Aunque sé perfectamente que todo se trata de un proceso lento, para recuperar al menos algunas de las funciones de mi mano izquierda, eso no me impide sentir frustraciones ante las cosas que deseo volver a sentir como si fuera la primera vez.

Una de ellas, es sentir completamente la piel de mi novio en ambos dedos de mis ambas manos.

Quiero no frustrarme, en serio, pero cada día, se hace un poco más difícil luchar contra esa frustración.

—Has estado muy callada, dulzura—

Salgo de mis pensamientos, cuando escucho la voz de Ethan, y cierro mis ojos para soltar un pequeño suspiro, mientras que sus dedos se pasean por la piel desnuda de mi hombro, cosa que hace relajar mi cuerpo de una tensión, que no sabía que tenía.

—Lo sé...— murmuro un respuesta baja, pero sé que él me escucha— supongo que aún, tengo muchas cosas en la cabeza—

Su pecho vibra debajo de mi mano en una pequeña risa ronca, misma que me causa varios escalofríos de forma agradable, pero por mucho que quisiera otro round de sexo en nuestra cama, no puedo más.

Estoy exhausta.

Luego de nuestro encuentro en el baño, las cosas no terminaron ahí. Nos trasladamos a la cama, donde continuamos teniendo sexo y reconectándonos de una manera que extrañaba entre los dos, fueron semanas extrañas en ese aspecto.

No estaba segura de cómo dar el paso, y él tampoco parecía saberlo.

Supongo que el tiempo, hizo que las cosas terminaran por desenvolverse entre nosotros, hasta que hemos terminado nuevamente unidos en varios aspectos. Posteriormente, ambos hemos caído rendidos en la cama luego del séptimo round y decir que no me duelen algunas extremidades, sería un eufemismo.

Recordatorio que debo volver a ponerme en forma.

Nuevamente, su voz me desvía de mis pensamientos.

—Me sorprende, demonio. Siempre eres una parlanchina, después de una buena sesión de sexo—

Sus palabras logran sacarme una pequeña risa baja, antes de que asiente, pero mi mente, parece no querer las charlas postsexo, mis dedos no dejan de jugar con la tinta que tiene en uno de sus pectorales mientras que uso uno de sus brazos, como mi almohada.

—Creo que hasta mis pulmones, protestan con cada respiración que doy y mi cerebro, tarda varios segundos en procesar la información...— se vuelve a reír, sonrío un poco más de lado— deberías estar contento, perro. Has conseguido matarme las neuronas que me quedaban, para tener las charlas postsexo—

—No te oía quejarte cada vez que comenzábamos un nuevo round, dulzura—

—Claramente, no iba a quejarme— levanto un poco la cabeza, para verlo con una pequeña sonrisa que es igual a la que tiene en sus labios, los beso castamente— dime, ¿quién se quejaría con tener a la loboconda de en su interior?—

—Oh, conozco a varias que...—

Lo golpeo en el estómago con mi puño antes de que termine esa frase, Ethan se vuelve a reír de buena gana, mientras que mi ceño se frunce ligeramente en molestia.

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora