Capítulo 30

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Ethan.

Sangre.

Eso era lo que deseaba en estos momentos mientras que estrujo con más fuerza la muñeca del imbécil con manos de pulpo que estaba a punto de tocar mi demonio.

Primero, el mocoso de la pizzería.

Ahora, este imbécil quién se cree aún con derecho de tocar a mi demonio.

Gruño con evidente enfado, no dejo de ejercer fuerza en el agarre de su muñeca que podría romper en dos con un solo movimiento de mi mano, pero me abstengo porque lo que menos quiero es asustar a la señora que hasta donde logré escuchar, es su madre.

—Ethan...—

La voz de Anastasia, es como un pequeño calmante hacia mis celos y molestia, la observo por un momento, sus ojos azules se encuentran con los míos y algunos de mis instintos asesinos se calman un poco, pero no lo suficiente para dejar de desear partirle la mano a este imbécil.

Nadie toca a mi demonio...

¡Nadie!

¿Cuántas veces tengo que repetirlo para que entre en la cabeza de este idiota sin sentido común?

Veo como Adler, se coloca pálido ante mi mirada mortal y busca una manera de soltarse de mi agarre, pero se lo impido. Sonrío con maldad cuando escucho algo crujir dentro de su extremidad, las muecas de dolor empeoran en su rostro cosa que me genera satisfacción.

Como odio que este imbécil toque a mi demonio.

A–mi–de–mo–nio

Solo mío.

Y de nadie más...

—Tranquilo, hombre— intenta abogar el hombre en su defensa, pero puedo ver el miedo en su mirada— simplemente, quería quitarle una mancha de pintura...no es para tanto...—

—Y creo que fui bastante explícito la primera y última vez que te vi...— respondo con un gruñido— que no te quería cerca de ella. Parece que tu cerebro imbécil, no entiende esa parte que puedo acabar contigo si me lo propongo...—

—¡Joder, suéltame! No le hecho nada...—

—Y ni lo harás, por que me voy a encargar de desaparecerte de la faz de la tierra a como vuelvas a intentar tocarla o tan siquiera, intentar respirar en el mismo aire cerca de ella...— estrujo su mano— ¿Soy claro?—

—Bebé, lo mejor será...—

Las palabras de Anastasia, se ven cortadas en el momento en que siento un pequeño toque en mi hombro y cambio la mirada, para encontrarme con el rostro de la mujer que dice ser madre de este imbécil, me sonríe con cierta amabilidad que me llega a desconcertar un poco.

—Disculpe, joven...—

Arqueo una ceja con cierta curiosidad, la mujer no parece desconcertada ante la escena que estoy montando por mis celos. Al contrario, me mira con cierta simpatía y amabilidad. Entonces, recuerdo las palabras de Anastasia del que si no mataba a Adler, era por que su madre era una mujer muy buena para pasar un dolor por la pérdida de un hijo, y le creo.

—Me llamo Frida—

Asiento, un poco más tranquilo y por el rabillo del ojo veo como Anastasia, oculta su risa baja detrás de su mano, cuando su mirada se encuentra con la mía niega con cierta diversión y me digo a mi mismo que es el maldito karma que estoy pagando, por haberme burlado de sus celos en el vuelo a China.

Demonios.

Nota mental.

No volver a burlarme de los celos de Anastasia.

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora