Capítulo 50

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Anastasia.

Te amo, demonio.

Esas son las palabras que se repiten de manera insaciable en mi cabeza, una y otra vez hasta que fácilmente podría salirme humo de las orejas ante la manera en ha soltado sus palabras; Seguro de que no podría comprenderlas, pero si lo hice.

Cuando pasas mucho tiempo en la habitación de un hospital, buscas la manera de entretenerte para no morir de aburrimiento.

La mía fue, comenzar a aprender Griego.

Y no pensé que las clases fueran tan productivas en poco tiempo, tomando en cuenta que comencé hace un par de semanas, sin que nadie se enterara en realidad, mucho menos Ethan.

Se supone que sería una sorpresa.

Más, la sorprendida he sido yo.

Te amo, demonio.

Esas tres palabras, siguen haciendo eco en mi mente mientras que mi cabeza, sube y baja de manera suave ante la respiración pausada de Ethan. Después de tantas semanas caóticas, finalmente ha terminado de colapsar por el cansancio que tiene más que merecido.

Lo sé, porque cuando uno entra al apartamento del sarnoso, siempre se emite una pequeña señal de sonido ante la llegada de alguien nuevo y cuando no bajó, supe que probablemente estaría más que dormido.

Aunque traté de hacer el menor de los ruidos, en el fondo sabía que me estaba esperando.

Siempre me ha esperado.

Y mis sospechas eran ciertas, cuando vi la copia de la lámpara de niños en forma de estrella morada, eso me hacía saber que de alguna forma u otra, siempre me espera para aparecer a su frente, sin importar que tan en la mierda me encuentre.

Te amo, demonio.

Nuevamente, las palabras se repiten en mi mente y todo mi sistema, entra en una especie de combustión que desconozco, pero al mismo tiempo un pequeño dolor agudo me recorre en todo el pecho que se mezcla con miedo.

¿Él...?

¿Realmente me ama?

¿Ethan me ama?

Cambio de posición en la cama, quitando su brazo suavemente para recostar mi cabeza en la almohada y girar mi rostro hacia Ethan, quien sigue profundamente dormido mientras que mi mano inútil, descansa sobre su abdomen que se mueve al ritmo de su respiración.

Sin poder evitarlo, me quito la férula de mi mano izquierda y suavemente comienzo a subirla por todo su abdomen hasta llegar a su pecho que sé que está duro, pero mi mano ni siquiera puede sentir su piel suave y tersa, eso hace que se me llenen los ojos de pequeñas lágrimas y no dejo de mirar su rostro.

¿Me amas aún cuando no puedo sentirte debajo de mi piel?

Continuo con mi camino, hasta que llego a su mejilla e instintivamente, le ordeno a mi cerebro que mi pulgar acaricie la piel de ahí con la barba de hace varios días, pero no pasa nada.

Finalmente, una pequeña lágrima se desliza por mi mejilla y me apresuro a limpiarla suavemente, para que no caiga encima de Ethan, lo último que necesito es que despierte con la preocupación de que algo me pasa, cuando necesita descansar para reponer cada una de sus energías de las últimas semanas.

Giro nuevamente en la cama, para colocarme boca arriba y respiro de forma tan profunda que por poco me ahogo, antes de soltar el aire con un suspiro verdaderamente cansado y con las emociones a flor de piel mientras que las ganas de echarme a llorar en silencio, como en las últimas semanas, se hacen presentes.

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora