Capítulo 46

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Alik.

Cuatro palabras.

Eso fue lo que he necesitado para recuperar parte de mi cordura, antes de que cometiera el estúpido error de matar a Edmon, cegado por mi furia y cólera después de haber descubierto la vil y baja manera en la que había chantajeado a Marina, más, toda esa cólera se había esfumado en el momento en que recibí esa llamada que me recitaba esas cuatro palabras.

Su esposa ha despertado, señor Hoxha.

Marina ha despertado del maldito y estúpido coma, después de un mes donde prácticamente me le había pegado como lapa a su lado en la cama y justamente, cuando salgo de la cueva de la habitación, recibo la noticia de que ha despertado sin mí a su lado.

Así como me alegraba por ella, me molestaba que no me tuviera a su lado para ser lo primero que vea.

Sé como es mi esposa, cuando despierta en lugares que no conoce y con gente extraña a su alrededor. No se altera, más, sus nervios se disparan al tener gente desconocida a su alrededor como cierto mecanismo de defensa, si no estoy a su lado como un ancla que le haga saber que nadie va a hacerle daño.

No mientras esté a su lado.

Nunca había entendido el por qué, reaccionaba de esa manera con las personas extrañas a su alrededor.

Quería creer que era por el hecho de que en algún punto, podrían descubrir su verdadera identidad en caso de que tuviera un accidente en el trabajo y yo no estuviera ahí, para ella, sin riesgo a que me cortaran la yugular por las personas que ahora eran mis aliados.

No amigos.

Aliados.

Dudo que alguna de esas personas, tolere mi presencia de forma amistosa, si no, como un futuro esclavo que estará bajo sus órdenes el resto de su vida con tal de tener a su esposa, bajo el mismo techo donde puede darle un lugar seguro para ella.

Donde solamente, yo pueda protegerla.

Nuevamente, mi mandíbula se tensa con dolor e ira al recordar la verdadera razón que desde hace tantos años, Marina odia despertar sola en un lugar que no conoce con personas extrañas a su alrededor.

Jamás me imaginé que mi pequeño ratoncito, había atravesado por tanta mierda siendo una pequeña niña.

Mi pequeña niña...

Joder, esa mierda me duele más que el hecho de que Marina me haya dejado hace casi cinco años.

Me dolía el hecho de desconocer toda la mierda que había atravesado en silencio siendo una niña, al mismo tiempo, me alivia saberlo. Porque finalmente, comenzaba a comprender muchos aspectos de ella que se me hacían raros desde el primer momento en que comenzamos a ser cercanos.

Los terrores nocturnos.

Las pesadillas.

La misma posición rígida en la que duerme casi todas las noches, independientemente del sexo o no, siempre lo hacía en la misma posición de forma tan tensa en donde más de una vez, traté de acomodarla, pero se despertaba llorando.

Su mirada perdida y brillosa en cada uno de sus cumpleaños.

Su apatía de festejarlos.

El hecho de que no derramara una lágrima ante la muerte de sus padres.

Su renuencia a verlos en el cementerio.

Cada uno de esos detalles a los que no quise tomarle importancia de forma deliberada, comenzaban a tener un maldito sentido doloroso que me cortaba la respiración de una forma que nunca creí posible.

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora