Anastasia.
Moscú, Rusia.
Semanas después...
Oscuridad.
Paz.
Tranquilidad.
Tres palabras que no debería mezclarse entre sí, pero extrañamente, el hecho de que esas tres palabras estén juntas en este momento en mi cerebro, siendo lo único que puedo procesar en estos momentos, es de lo más reconfortante.
Una paz oscuramente tranquila.
Ni siquiera soy capaz de abrir mis ojos, pero, el hecho de que no pueda hacerlo, me trae más paz que hace un momento mientras que mi mente, comienza a ponerse alerta ante los sonidos que logro captar de forma suave hasta que comienzan a escucharse de forma más fuerte y precisa, algunos pequeños ruidos cortos llaman mi atención.
¿Qué es eso?
No tengo la más mínima idea, pero, es molesto.
Demasiado molesto.
Una punzada de dolor me llega a la cabeza e instintivamente, quiero colocar una mano en mi sien para calmar el dolor, pero mi cuerpo se niega a reaccionar y solamente, puedo suspirar por mi nariz mientras que esa nueva paz oscuramente tranquila, se envuelve.
No me quiero mover.
Solamente...
Quiero quedarme aquí.
Solo yo.
Sin que nadie me moleste.
Sin embargo, mis oídos logran captar un ruido más suave, como si se tratara de un susurro o susurros, me toma un par de segundos en que mi cerebro reconozca de lo que se trata.
Son voces.
Voces que me suenan familiares.
—El médico dijo que Anastasia, debería comenzar a despertar pronto—
Papá.
Ese gruñido que termina al final de cada oración, cuando está molesto, es inconfundible para mí.
—Dominick, cariño. También el médico nos mencionó, que el hecho de que le hayan retirado la medicación, podría tardar un rato para que nuestra hija vuelva a la conciencia—
Mamá.
Reconocería ese tono suave y compasivo que usa para calmar a mi padre, cuando algo le molesta o preocupa.
—Han pasado dos días, Katherine— un nuevo gruñido de papá, algo en mi pecho se aprieta ante la preocupación que tiñe su voz— y no ha despertado, se supone que...—
—Teufel— la voz de mamá, baja un poco más de suavidad— es cuestión de tiempo, ¿sí? Nuestra hija es fuerte, ella sabrá cuando será el momento para afrontar toda está situación—
—No puedo, Katherine— parte de mi corazón, se aprieta en dolor al escuchar el susurro ahogado de mi padre mientras que un sollozo, corta su garganta. Cosa que nunca creí escuchar en mi vida— simplemente, la quiero conmigo. Quiero a mi princesa para tenerla en mis brazos, el único lugar seguro donde no le harán daño—
Papá...
Estoy aquí, siempre he estado aquí.
No me he ido.
Quiero decirle esas palabras, quiero gritarlas a los cuatro vientos para que me escuche y no tenga dudas que un abrazo de su parte, siempre será mi lugar seguro pero, la negrura a mi alrededor y el peso muerto de mi cuerpo para poder hacer un movimiento que llame su atención junto a la sensación que algo me raspa la garganta, me lo impiden.
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Atractiva Seducción (HDLF #1)
Ficción GeneralHerederos de las Flores #1 Anastasia Becker y Ethan Stirling son dos personas totalmente opuestas pero al mismo tiempo completamente iguales en lo que respecta en su ambición por el poder y demostrar quién es el mejor. De niños eran las personas má...