Capítulo 52

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Ethan.

La cena sigue transcurriendo con normalidad, hasta que llegamos a la hora del postre y no me sorprendo, cuando nos traen pastel de chocolate y le colocan una gran porción a Anastasia, a quien le brillan los ojos con ansía de volver a comerlo, una sonrisa tierna de pinta en mis labios al ver cómo admira la gran rebanada de pastel que tiene a su frente.

—Dulzura, ¿no quieres una servilleta?—

—¿Para qué?—

—Para que te limpies la baba, creo que...— señalo con diversión la comisura de sus labios— comienza a caerte un poco...—

—No me importa— responde, tomando el tenedor con su mano buena y pasa su lengua por sus labios, me río por lo bajo. Porque parece una niña pequeña que ha ganado un dulce, por su buen comportamiento— ¿Sabes cuánto tiempo he esperado este momento? El pudín de chocolate y la tonta gelatina, no fueron suficientes para calmar mi ansía de pastel de chocolate—

Sin decir otra palabras, Anastasia corta un pedazo de tamaño considerable con el tenedor para llevar la porción a su boca y no pierdo a detalle cada una de sus expresiones, desde la sorpresa hasta la satisfacción junto al pequeño gemido de complacimiento ante los sabores de su boca.

Y tal como sucede desde hace muchos años...

Me quedo maravillado con cada una de ellas.

Desde el pequeño ceño fruncido qué hace cuando se le cae una pequeña migaja en la blusa, hasta la sonrisa de niña pequeña que pone, al momento de llevarse otra porción a la boca con el tenedor y chupar los restos del betún con la lengua.

Ese movimiento de su lengua, termina por romper todo la ternura del momento y una punzada de deseo, junto a un escalofrío de placer me recorre de arriba abajo que se detiene justamente en mi entrepierna, donde mi verga da un pequeño tirón en mis pantalones.

Borra ese pensamiento de tu mente, Stirling.

No puedo comportarme como un pervertido, en el momento de felicidad de la mujer que amo ante su merecido y ansiado pastel de chocolate.

Sin embargo, eso es imposible.

Estamos hablando de Anastasia Becker, la mujer que con tan solo mirarme me causa muchos estragos para nada amables y lindos, porque ella es mi perfección del pecado más tentador que puede tener un hombre como yo.

Ella es mi la peor de mis tentaciones, y yo soy el pecador que caería ante ella las veces que fueran necesarias, con tal de probar el dulce néctar de sus labios.

Y sí, no tiene caso que me mienta.

Verla comer ese pastel de chocolate con tanta ansía, me calienta a niveles que ni ella misma se imagina, mucho menos yo me lo imagino.

Contrólate, Stirling.

Lo que menos quiero, es darle más motivos a mi suegro para que me vete de su casa por la eternidad. Suficiente, tendrá con saber que tengo la clara intención de quedarme esta noche en su casa, dado que Anastasia, sigue sin poder dormir a oscuras aún con la compañía de la lámpara de niños, pensaba quedarme con ella.

En la misma casa, mismo cuarto y misma cama.

Sigo observando como Anastasia, se come con energía su pastel de chocolate y sonrío de lado, porque ella podría verse como un verdadero demonio del infierno y no dejaría de ser la mujer más hermosa que se ha cruzado en mi vida.

—Mierda— exclama con algo de pastel de chocolate en la boca. Eso en vez de molestarme, se me hace algo muy tierno de ella— no tienen idea de cuánto extrañaba el pastel de chocolate, en serio...—

Atractiva Seducción (HDLF #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora