Capítulo 3

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Siempre odié llorar, me sentia un completo idiota haciéndolo, así que no era algo a lo que estaba acostumbrado, en su lugar, prefería acudir a Bastian para abrirme con él y contarle mis problemas, pero ahora no estaba. Ni él, ni mi padre, quien no se había tomado la molestia de llamar aún.

La última vez que le había visto la cara fue la noche que la estafa de mi madre, junto con su infidelidad, salieron a la luz en plena televisión nacional.

Yo supe que iba a hacerle daño, y aún así decidí seguir adelante, después de todo era lógico que no quisiera verme.

Lo había traicionado como lo había hecho mi madre.

Intenté mil veces convencerme de que había hecho lo correcto, pero una pequeña y dolorosa espina en el pecho me decía que no. Había actuado mal.

Una culpa más para mi colección.

Alguien golpeó mi puerta cuando terminaba de vestirme y le di la indicación de que abriera.

Era ella...

-Que bueno que estés despierto, ven a desayunar así conoces a los hijos de Carlos. Te pido, por favor, que te comportes. Si nos echan de aquí te dejaré solo, ¿me oyes?.-

No sabía si era una amenaza o un premio lo que estaba proponiendo, pero preferí bajar la cabeza y asentir.

La seguí por el pequeño pasillo que llevaba a la sala, y me detuve antes de tomar asiento. Carlos se puso de pie, como si tuviera un resorte en el culo y dejó la servilleta en la mesa, con más fuerza de la necesaria.

-Chicos, él es Gabriel, hijo de Zaira.-

Sonreí apenas y me sentí un completo idiota, ambos me miraron con desprecio aunque el tal Ulises parecía más afectado que la chica.

-Hola.-

Los provoqué, sonando indiferente.

Ninguno respondió y Carlos me indicó que me sentara y comenzara a comer, lo hice sin mirar a nadie por el resto del tiempo.

Ulises hizo chirriar la silla con fuerza cuando se puso de pie, tomó su mochila del suelo junto a la puerta, y salió a la calle, dando un portazo.

La chica, Valeria, lo vió irse y con suavidad se puso de pie también y desapareció.

No había forma de sentirse bien estando allí.

Carlos tomó la mano de mi madre y la acarició con dulzura, los miré y descubrí que había algo genuino en sus miradas.

Me sorprendió, y desvié los ojos.

-Gabriel, iré esta tarde a hablar con el director del instituto de mis hijos para que te hagan un lugar a ti, es importante que tengas la mente ocupada y que te relaciones con gente de tu edad.-

-¿Es un consejo o una orden?.-

Respondí con fastidio.

-Puedes tomarlo como un consejo.-

Dijo con tranquilidad y me enojé más.

-No quiero tus consejos y no quiero ir a un instituto nuevo, lo último que quiero es conocer más gente nueva.-

-Gabriel basta.-

Ordenó mi madre con falsa calma.

La miré y vi sus ojos llenos de furia.

-Entonces, tómalo como una sugerencia, estar encerrado en el cuarto y solo no va a ayudar a nadie.-

Iba a protestar pero mi madre alzó la voz, callándome.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora