Capítulo 41

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-¿Entonces no dormirás con nadie más?.-

Sonó casi escandalizada y fue gracioso.

-Llevo casi 4 años sin tener sexo y no me he muerto.-

Se quedó helada y la sonrisa se borró de sus labios.

-No has vuelto a acostarte con nadie desde...-

-Desde la noche que me despedí de ti. No.-

Intentaba que aquello tuviera lógica, la vi hacer el esfuerzo por entender.

-No puedo creerlo.-

-Pero soy joven, tengo apenas 21 años y confío en que en algún momento encontraré a alguien con quién vivir el amor.-

-Ah, ¿y así de fácil dejarás de luchar por mi?.-

Me miró a los ojos y en mi estómago algo aleteó poniéndome nervioso. Tragué saliva y tuve que humedecer mis labios.

-¿Quieres que luche por tí?.-

La certeza de que nuestra historia pertenecía al pasado casi se disolvía, pero no quise ilusionarme.

La duda cruzó su rostro y mi ilusión se disparó.

Ella estaba dudando.

No pude evitar sonreír y me sentí eufórico, pero debía contenerme.

-Ahora seré yo quien te cuente una historia.-Acomodó sus piernas preparándose para lo que seguía, y yo aproveche a dejar los restos de nuestro desayuno en el suelo.- Cuando te fuiste, desapareciste, mi vida cambió. Yo cambié.- Me puse lo más cómodo posible en el banco porque sabía que lo que iba a escuchar iba a doler.- En el momento que tu hermano me dijo que no volverías, te juro que hasta pude escuchar a mi corazón romperse, no puedo explicar lo que sentí. Fue tan repentino, tan inesperado que mi cerebro se apagó y me desmayé, no sé si lo sabías.-Negué con la cabeza y algunas lágrimas se acumularon en mis ojos.- Cuando me desperté el mundo ya se había convertido en un lugar horrible, sin color, sin luz. Bastian me tenía en sus brazos y me destrozó verle el rostro y recordar lo que estaba sucediendo. Me sentí vacía, como nunca antes, como nunca después. Respirar resultaba insoportable y no quería hacerlo. Había vivido lo mejor del mundo, había sido feliz, había amado con toda mi alma y todo se había esfumado, desaparecido.-

-Lo siento.-

Alzó su mano y me detuvo.

-Déjame liberarme de todo lo que llevo guardado y nunca hablé con nadie, necesito que sepas lo que sentí. Tuve que aprender a fingir que estaba bien porque mis padres y todos a mi alrededor tenian terror de lo que pudiera ser capaz de hacer, tuve que guardar mi dolor en un cajón y demostrar que el mundo seguía girando cuando dentro mío todo era negro. No tienes idea de lo fulminante que fue todo aquello en mí, estaba furiosa contigo, tanto que llegué a odiarte. Odié que no tuvieras la consideración de dejarme prepararme para ese momento, que no me dieras la opción de hacerme a la idea. Me hubieses ahorrado mucho sufrimiento. Esa noche lloré sin parar hasta quedarme dormida y volví a despertarme llorando, Bastian estuvo ahí, ¿no te lo contó?.-

Negué, nuevamente, con la cabeza. No podía hablar.

-Ese día mis emociones llegaron al límite y luego de algunas semanas de agonía, de alguna manera se apagaron, dejé de sentir. Comencé a ver la vida como una película, armé un plan a futuro y lo llevé a cabo al pie de la letra, estudié, trabajé, ahorré dinero y comencé a hacer cosas que debía hacer a mi edad. Construí una vida en la cual todo era seguridad y sin sorpresas, Laura estaba preocupada por mí, lo notaba, pero se mantuvo en silencio. En un momento llegué a creer que era posible morir de tristeza. No es fácil explicarlo con palabras.-

-Yo te entiendo.-

-¿Piensas que existe la posibilidad de que yo quisiera volver a sentirme así de vulnerable?. Logré avanzar y salir de aquel pozo horrible y ¿creés que estaría dispuesta a correr el riesgo de volver a pasar por eso?. No, Gabriel, no quiero que luches por mí, porque yo no voy a cambiar lo que soy.-

Mis esperanzas se diluyeron, pero fui capaz de entenderla, la había destrozado a tal punto que su corazón formó una coraza impenetrable.

Sonreí y su guardia se bajó.

-Tienes razón, no puedes retroceder todo lo que has avanzado tú sola. Estoy orgulloso de ti y agradecido de que me hayas amado así. Yo sigo amándote de la misma manera, y no creo que vaya a dejar de hacerlo jamás.- Negó con la cabeza y tragó saliva arrugando la frente, mis palabras le hacían daño, acaricié su rostro y lo apoyó en mi mano cerrando los ojos.- Estoy locamente enamorado de ti y haría cualquier cosa por que volvieras a mí, pero ahora entendí que la mejor manera de demostrarte mi amor es dejarte ir. Que sigas con tu camino y me dejes atrás. No llores, mi amor, sino no podré alejarme. No llores porque no podré irme.- Abrió los ojos y las lágrimas cayeron unas tras otras. Tomé su mano con mi mano libre y entrelazó sus dedos con los míos con fuerza.- No llores más, por favor. Estoy dándote lo que me pides.-

-No quiero que te vayas, no quiero.-

-¿Pero entonces qué quieres?.-

Se acercó abruptamente y pasó sus brazos por mis hombros, abrazándome, tomé su cintura y la acerqué a mi cuerpo al punto que tuvo que subir sus piernas sobre las mías, casi a horcajadas, ya no había distancia alguna entre nuestros cuerpos, me mantuve apretado a ella y respiré el olor de su piel, no llevaba perfumes ni jabones, nada, era su propio olor el que entraba a mi sistema, dejándome atontado.

-Qué quieres, mi amor, dimelo.-

-No quiero que te alejes de mi.-

-Me mareas, Azul.-

-Hagas lo que hagas no te alejes. Por favor.-

-¿Quieres que seamos amigos?. Porque no sé si seré capaz.-

Me miró a los ojos y los suyos estaban colorados.

-¿Tenemos que poner título a todo lo que hagamos?. Te quiero cerca, me haces bien.-

Pensé durante un instante que debía ponerme de pie y alejarme para nunca volver, ella estaba actuando de forma egoísta y con pretensiones que no podía cumplir, al menos no de la manera en la que ella lo planteaba, pero su mirada, sus mejillas coloradas y húmedas por las lágrimas me hicieron desistir de imponer mis propios deseos.

Haría cualquier cosa por verla feliz y si a cambio me tocaba sufrir un poco, podría tolerarlo.

-No voy a irme a ningún lado, aquí estaré.-

Me rodeó con sus brazos y supe que iba a sufrir.

Sentí una vibración en mis pantalones y ella se removió sorprendida.

-Es mi móvil.-

Busqué en mi bolsillo y atendí.

-Si, ¿ya está listo?, ahora vamos para allá.-

Corté la llamada y acaricié su rostro, ella sonrió y me recordó a mi Azul.

-El coche está listo. ¿Vamos?.-

Negó apenas con la cabeza con una sonrisa en sus labios y me besó.

No pude evitar responderle con mis emociones expuestas, estaba demasiado cerca de tragarme mis promesas y dejarla hacer conmigo a su antojo. Después de todo, quizás era suficiente con que yo sintiera por los dos.

El viaje de vuelta fue larguísimo, nos detuvimos en cada estación de servicio a besarnos y nunca parecía suficiente.

Hasta que llegó el momento de despedirnos en la puerta de mi casa.

-¿Cuándo nos veremos otra vez?.-

-No lo sé, tengo examenes los próximos meses así que será difícil.-

-Podría visitarte.-

-¿Harías eso?.-

La besé en respuesta y mordí su labio inferior antes de alejarme.

-Haría cualquier cosa por tí.-


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La vida les debe mucho a este par. ¿Qué opinan?

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora