-¿Quieres dormir en algún lado en particular o te da igual?.-Con no verte es suficiente...
-De este lado estoy bien, gracias.-
-Estás muy callado.-
-Estás desnuda.-
-Tú también.-
-Has usado mi toalla.-
La sentí moverse y luego sus pies descalzos resonaron en el suelo.
Caminó acercándose, y se detuvo frente a mí.
Se deshizo del toallón que llevaba en el pelo y éste cayó libre llenando la habitación de olor a shampoo.
-Puedo dártela, si quieres.-
Dijo con una mano sobre el nudo de su pecho. Su voz sonó angelical, pero estaba lejos de parecer inocente.
-No hace falta.-
Alzó un hombro en signo de indiferencia y entró al baño. Antes de que la puerta se cerrara por completo la toalla que la cubría cayó al suelo revelando la silueta de su feminidad.
Nunca había sido muy religioso, pero estaba a punto de ponerme a rezar.
Se cepilló los dientes, y volvió a la cama con su cuerpo cubierto nuevamente. La imité, cepillé mis dientes y volví a ver su ropa interior húmeda colgando, decidí que iba a estar agradecido de tener ropa interior limpia al otro día y también lo lavé, colgándolo junto a la suya.
Necesitaba quedarme dormido lo antes posible para salir de aquella tortura.
Azul ya se había metido en la cama y solo su cabeza estaba a la vista, me senté de espaldas nuevamente y dejé caer la toalla al suelo, metiéndome bajo el edredón con rapidez.
-Actúas como un niño, ¿me cuesta trabajo reconocerte?.-
-Eso es porque no soy el mismo. Y tú tampoco.-
-¿Es un reproche?.-
-No.-
Me giré a verla y fue un error, sus ojos se clavaron en mí y sus labios se abrieron apenas, invitándome a acercarme.
-Dame una buena razón para no besarte, Gabriel.-
Mi nombre en sus labios siempre causaba efecto, y más cuando lo ronroneaba de aquella manera.
Me quedé mudo, porque las palabras desaparecieron de mi cerebro y ella interpretó mi silencio a su favor.
Llevó una mano a mi nuca y me acercó a sus labios. No pude resistirme, la deseaba tanto que me sentía casi ridículo. Sus labios quemaban y sus manos comenzaron a explorar mi cuerpo.
Ella continuaba acostada y mi mano derecha se movió a su rostro, llevaba meses deseando tocarla.
Su mano tiró de mí, al tiempo que ella hacía lugar para que nuestros cuerpos se encontraran. Estaba tan excitado que el simple hecho de sentir su piel contra la mía casi me hace explotar.
Gemí y ella también. Tan suave, tan cálida.
-No-no-para.-
Arrastré las palabras, y fueron un ruego, necesitaba que ella se detuviera porque yo no creí ser capaz.
-Gabriel, por favor.-
-Mi amor, por favor, para.-
Mi pene rozó su entrepierna y todo se salió de control. Mi cuerpo tembló descontrolado y mi peor pesadilla se hizo realidad. Estaba en el punto de no retorno y a punto de eyacular con un solo roce, hice a un lado el edredón e intenté alejarme, pero ella me mantuvo cerca.

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Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)
Lãng mạnLlegó el momento de conocer la historia de Gabriel. (Secuela de "Soñándote despierta") Azul irrumpirá en su vida convirtiéndose en un problema más, de los miles que ya tiene. Toda su realidad se encuentra de cabeza luego de un hecho poco claro y gra...