Capítulo 24

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Me detuve frente a su puerta y respiré varias veces intentando esconder mi patético estado.

-Adelante.-

Dijo Azul luego de golpear con mis nudillos la puerta.

Tomé una última bocanada de aire y las mariposas insoportables aletearon en mi estómago.

Ella seguía en pijamas a pesar de la hora y dejó a un lado de la cama el móvil que tenía en sus manos, no tenía maquillaje y para mi fue la visión de un ángel. La luz del sol la golpeaba por el lado derecho, haciendo brillar sus ojos.

No podía evitar ponerme cursi cuando se trataba de ella...

Y créanme, lo odio.

-Hola.-

Uf, estos nervios de mierda me volvian un idiota.

-Hola.-

Su respuesta sonó fría, distante. Y las alarmas estallaron en mi cerebro.

Di los pasos necesarios para llegar a su lado y me senté en la cama, no sabía muy bien cómo actuar, la noche anterior había estado en medio de una estrategia desesperada por recuperarla, pero en ese momento me sentía temeroso de perderla.

-¿Cómo estás?, ¿has podido descansar?.-

-No mucho, la verdad. Tenemos que hablar.-

La puntada que cruzó mi columna se sintió como un rayo atravesándome, y su voz, el detonante.

Me puse rígido en la cama y observé su rostro en detalle antes de responder. La pena era evidente, algo andaba mal. Muy mal.

-Aqui estoy, te escucho.-

Tragó saliva y despegó los labios volviéndolos a sellar casi al instante, luego mordió su labio inferior y lo soltó, humedeciéndolos.

Estaba más nerviosa que yo y sentí la necesidad de abrazarla.

Me dejé llevar y lo hice, ella se sorprendió, pero no hizo nada para alejarme, al contrario, recostó la cabeza en mi cuello y la escuché sollozar.

Algo andaba mal, algo la hacía llorar y sabía que aquello, de alguna manera, era mi culpa.

Sentí terror de escucharla pronunciar las palabras que podía imaginar quería decir.

-Está todo bien, amor. No llores, por favor.-

Se alejó y me miró a los ojos, con algunas lágrimas rodando por sus mejillas.

-Lo siento, pero creo que anoche nos apresuramos, me apresuré.-

Y ahí estaban las palabras que temía escuchar.

Asentí y me alejé apenas, dándole espacio.

-Entiendo.- Solté el aire e intenté ser bueno con ella, no quería que sufriera.-No tienes que explicar nada, yo puedo simplemente irme y...-

Las palabras se frenaron y aunque intenté hacer el esfuerzo por decir lo siguiente, el nudo en mi garganta no me permitió seguir.

No quería hacer una escena, pero sentía mis ojos arder. Me puse de pie y caminé hacia la puerta.

-Espera.-

Me detuve de espaldas a ella y apreté los ojos con fuerza, no iba a resistir mucho tiempo sin derramar una lágrima.

Escuché los pasos de sus pies descalzos acercándose y no me moví.

-Gabriel, necesito hablar.-

Su mano tomó la mía y tiró de mí haciéndome girar, presioné mis dedos tomándola también.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora