Capítulo 43

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(Azul)

Cerré los libros completamente segura de que el próximo examen sería un desastre, no había forma de recordar todas aquellas leyes y la forma de aplicarlas.

Pensé en llamar a mi padre pero la puerta de mi habitación se abrió de golpe.

-Hola diosa, ¿no piensas atender el teléfono nunca más?.-

Marko tomaba asiento frente a mí, haciendo girar mi silla y poniendo mis rodillas a la altura de su entrepierna.

-Estaba estudiando.-

-¿Has terminado?.-

Su tono anticipaba sus intenciones y no pude evitar sonreír.

-Por hoy ha sido suficiente.-

Se inclinó a besar mis labios con ansiedad, le seguí el ritmo y me deshice de su camiseta en menos de un segundo.

-Déjame cerrar la puerta que la última vez casi me denuncian.-

Se recostó en mi cama y se quitó los zapatos, su cuerpo era lo que me volvía loca de él, cada músculo parecía una piedra y me encantaba tocarlos todos.

Me encaminé hacia la cama sentándome a horcajadas sobre sus caderas. Él las movió haciéndome sentir su inminente erección y solté un gemido, tomó mi boca a la fuerza y sus manos viajaron a mi entrepierna. Otro gemido.

Y mi teléfono vibró sobre la mesa, lo ignoré durante algunos segundos, pero la insistencia despertó mis alertas.

-Espera, déjame ver.-

-Noo, ven aquí, mira como estoy.-

-Será un momento.-

Tomé el móvil y el nombre que vi me sorprendió.

Bastian había llamado 3 veces y volvía a hacerlo. Atendí.

-Bastian.-

-Azul, eh, eh..-

Entendí que algo andaba mal, el tono de su voz y la duda eran alarmantes.

-¿Qué ha sucedido?.-

-Es mi hermano.-

Mi corazón se detuvo y sentí la sangre dejar de fluir por mi cuerpo.

-Dime, ¿qué?.-

-Ha tenido un accidente.-El mundo se detuvo. Permanecí en silencio porque no tenía el coraje de preguntar.- Está grave, está en terapia intensiva. Los médicos no saben si...-

-Voy para alla.-

Colgué la llamada y me quedé quieta, helada.

-¿Qué ha sucedido, quieres que te lleve a algún sitio?.-

-No, tengo mi coche.-

Caminé hacia la puerta y tomé las llaves cuando Marko me detuvo tomándome de un brazo.

-Espera, no puedes manejar en este estado.-

-Estoy bien.-

-Azul, estás casi desnuda y ni lo has notado, no puedes conducir. Dime, ¿quién llamo?.-

-Gabriel tuvo un accidente. Está grave, tengo que ir.-

Marko se ofreció a llevarme al hospital y durante el viaje no voló ni una mosca en el coche, mi cabeza no dejaba de dar vueltas y traer pensamientos negativos constantemente.

No podía creer estar viviendo aquello, e intenté alejar todos los pensamientos.

Aparcamos frente a la puerta del hospital y mis piernas se movieron solas, corrí a la recepción y casi me abalancé sobre el escritorio.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora