Capítulo 6

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Aquella noche decidí no cenar con todos y no fui el único, Ulises no salió de su habitación y me mantuve alejado. Dado su comportamiento supuse que a la última persona que querría ver fuera a mi.

Y siendo honesto, yo seguía con muchas ganas de partirle la cara.

Lo que había hecho fue repugnante.

A la mañana siguiente fui a clases y conocí a mis nuevos compañeros, sinceramente no puse un mínimo de interés en nadie, sabía que mi estadía era temporal y no iba a gastarme en aprender nombres.

Cuando al fin llegó la pausa revisé mi teléfono y me encontré con más de 8 mensajes de mis nuevas compañeras, todas con fotos de perfil sugerentes.

Mi suerte parecía estar a punto de cambiar.

Elegí una al azar y le respondí.

-Esta tarde tengo libre, ¿quieres que nos conozcamos mejor?.-

Mastiqué mi almuerzo esperando respuesta, mientras mis ojos se cruzaron con la mirada asesina de Ulises, me detuve en él y le devolví el gesto con mi mejor cara de culo.

Azul no estaba por ninguna parte, la había buscado sin suerte. Algunas posibilidades cruzaron mi mente pero decidí mantenerme al margen.

Mi celular sonó y lo revisé.

-Toda mi tarde será tuya...-

Respondió junto a un emoji de unos labios.

Listo, aquel día se acabaría la sequía.

Nos encontramos en un parque y la chica parecía decidida, madura y sobre todo segura de sí misma. El top azul dejaba en evidencia la redondez de sus generosos pechos, y ahí se detuvieron mis ojos por más tiempo del necesario, sonrió satisfecha inflando más su delantera.

Me recibió con un pequeño beso en los labios y me sorprendió un poco, pensé que en los pueblos las chicas eran más tranquilas.

Vaya sorpresa.

-¿Quieres que vayamos a caminar?.-

Preguntó simulando inocencia.

Y sonreí en respuesta.

-Me encantaría ir a un lugar cerrado, ese es el tipo de bienvenida que estoy buscando.-

Moví mi lengua a través de mis labios y la vi rendirse, me tomó de la mano y casi corrimos a su casa.

No presté ni la mínima atención al lugar, ni al resto de su aspecto físico, estaba casi enceguecido por la necesidad de follar, había pasado demasiado tiempo desde la última vez y me sentía casi desesperado por hundirme en una mujer.

La chica quiso preparar café pero no le di tiempo, la cubrí con mis brazos por detrás, dejándola sentir mi erección y rió sorprendida.

-Quieres ir directo a la acción, ¿verdad?.-

-Es todo en lo que puedo pensar.-

Dije con sinceridad y se giró en mis brazos, me besó con ganas, dejándome ver que sabía lo que hacía. O quizás como resultado de mi abstinencia me había vuelto poco exigente.

Me arrastró a su habitación, mientras su mano masajeaba mi pene por arriba de la ropa, y yo le manoseaba los pechos casi con violencia, no se quejaba, por el contrario, parecía satisfecha.

Quedamos desnudos en cuestión de segundos, y le regaló atenciones especiales a mi amigo que tuve que frenar por miedo a acabar demasiado pronto.

Me hundí en su cuerpo y agradecí a Dios que existieran las mujeres.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora