Capítulo 44

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-¿Cómo te sientes?.-

Mi padre llevaba algunos minutos sentado a los pies de la cama, luciendo muy triste.

-Asustada. Los médicos cambian de pronóstico casi todos los días y no estoy segura de qué esperar.-

-Gabriel es un joven fuerte, confío en que mejorará.-

-Me gustaría estar tan segura de eso como tú. No puedo creer lo que está sucediendo, papá.-

Las lágrimas acumuladas fluyeron por mi rostro y él se acercó a abrazarme.

-Lo amas, ¿verdad?. ¿Aún lo amas?.-

Se alejó a mirarme a la cara y no pude responder a su pregunta.

-No lo sé, solo sé que si algo le sucediera...-

Rompí a llorar como una niña pequeña y me abrazó con más fuerza.

-Estará bien, ya lo verás.-

-¿Y si no, y si no sale de esta?.-

Mis ojos buscaron la respuesta en los suyos, necesitaba saber. Necesitaba que alguien me dijera cómo el mundo seguiría funcionando sin él, porque yo no podía siquiera imaginarlo.

-Tenemos que tener fé, amor. ¿Quieres que vayamos a la iglesia a rezar por él?.-

Negué automáticamente con la cabeza.

-No, no quiero.-

Llegué al hospital como cada mañana y me senté en el lugar que se convirtió en mío, tomé un café asqueroso de la máquina y esperé.

Luego de una hora se acercó una mujer y tocó mi hombro.

-¿Sabes si ésta es la habitación de terapia intensiva?.-

-Si, aquí es.-

Ella tomó asiento a mi lado y apretó su bolso con nerviosismo.

-¿Sabes a qué hora se puede ingresar?.-

-Solo te lo permitirán si eres familiar directo.-

Su pecho se desinfló con frustración. Entendí su sentimiento perfectamente.

-Entonces es inútil, gracias.-

Se puso de pie y la miré a la cara por primera vez.

-Espera, creo que te conozco. Tú trabajas en el bufete de abogados de mi padre, ¿verdad?.-

-¿Eres Azul?.-

-Si. Así es.-

Sonreí, ella parecía muy tímida.

-Bueno, es un gusto. Te he visto varias veces en la oficina, pero no te había reconocido.-

-No estoy en mi mejor momento, quizás sea por eso.-

Tomó asiento a mi lado nuevamente, y se giró en la silla para verme de frente.

-¿Te han dejado verlo?.-Su pregunta me sorprendió.- A Gabriel, me refiero.-

No había asociado que pudiera estar allí por él. También.

-¿Lo conoces?.-

-Si, claro. Nos conocemos.-

La expresión en su rostro y la tristeza en sus ojos me llevaron directamente a entender toda la situación.

-¿Ustedes...?.-Ella pareció apenada y me di cuenta de que me estaba excediendo, no debía ser así de indiscreta.- Lo siento, no tienes que responderme.-

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora