Capítulo 17

870 150 18
                                    


-NO-LO-PUE-DO-CRE-ERRRRR...-

Grité con la voz demasiado afectada por el alcohol, y realmente no podía creer lo que mostraban mis ojos, Azul permanecía de pie frente a mí y miraba alrededor con desconfianza.

Mis ojos ofrecían resistencia a la hora de abrirlos, y resultaba molesto ya que quería estar lúcido en ese momento.

Pusó sus manos en forma de jarra y la vi ponerse en plan mandona, pidiéndome con vehemencia que nos fuéramos.

-Pero si recién llegué.-

Su expresión permanecía demasiado seria y sentí la necesidad de verla relajarse. En mi regazo, Dana se movió recordándome que ella aún seguía allí. Luego de un momento en el que me sentí más mareado que nunca, ella se puso de pie y habló con Azul.

No pude escuchar, pero era evidente el fastidio en el rostro de la rubia.

No quería verla así, quería verla reír.

Extendí mi mano cuando Dana desapareció, y para mi sorpresa ella la estrechó. En un movimiento rápido tiré de ella y cayó en mis piernas, su olor invadió todo a mi alrededor y aspiré profundamente. El mareo me dejó sin fuerzas y sentí la distancia crecer entre nosotros.

Mis ojos se cerraban y volvían a abrirse, haciendo que la habitación girara.

-Gabriel, por favor ven conmigo.-

Una imagen vino a mi cabeza y recordé lo que intentaba olvidar con tanto alcohol.

-¿Lo hicieron?.-

Un nudo se formó en mi garganta y no ayudaba a mi, ya pésimo, estado general.

- ¿Qué? -

- ¿Te acostaste con él? ¿Te acostaste con Ulises? -

-No, por supuesto que no. ¿De qué estás hablando? -

Un alivio enorme dejó a mi cuerpo más liviano, solté el aire que sostuve mientras esperaba la respuesta y me dejé caer sobre el sofá. Una mochila de 300 kilos cayó de mis hombros en tan solo un segundo.

-Creí que ustedes estaban...-

- ¿Y qué te hizo pensar eso? -

Preguntó con interés.

Intenté explicarme pero las palabras se amontonaron en mis labios y salieron de golpe, la vi fruncir el entrecejo y supe que estaba confundiéndose más.

Azul intentó levantarme del sofá, pero no era una tarea fácil de llevar a acabo, intenté colaborar pero mis piernas parecían dispuestas a hacernos las cosas más difíciles.

Bromeé en un intento de verla sonreír, pero seguía sin conseguirlo, ella realmente lucía preocupada.

Y se veía especialmente atractiva con ese aire mandón. La miré en detalle y me sentí acalorado. Dana volvió a aparecer y se detuvo frente a ella a poquísima distancia, mis ojos dejaron de parpadear y vi la escena que se desarrollaba frente a mi.

La morocha miraba con determinación a la rubia, mientras le acariciaba el rostro en un recorrido que casi llegó al inicio de sus pechos, ella no bajó la mirada, por el contrario, la sostuvo. Y el fuego me invadió por completo, eran pura sensualidad, ambas de perfiles tan opuestos pero luchando la batalla de la mirada con la misma entrega. Sentí mi entrepierna reaccionar a lo que veía y el deseo de que aquello continuara.

Dana estaba exigiendo el pago de mi deuda, y nunca me sentí más dispuesto a pagar hasta que Azul giró los ojos buscando los míos en un casi desesperado pedido de ayuda. Mi pecho golpeó con fuerza y sentí la urgencia de actuar.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora