Entré a aquel sitio y lo sentí diferente, era la primera vez que llegaba allí como un ser libre. Dos guardias de la entrada, bastante simpáticos me sonrieron al instante e hice intento de devolverles el gesto.
Tuve que esperar por más de 1 hora a que alguien tuviera la intención de atenderme pero no resultó tan grave ya que Azul me escribía bromas subidas de tono que mantenían mi atención ocupada en no soltar carcajadas.
Un guardia dijo mi nombre y me puse de pie.
Abrió la puerta de un despacho y me indico que ingresara.
Adentro, un hombre vestido de traje, muy canoso y con expresión detestable, hizo un gesto con su mano para que tomara asiento.
-Señor Green, que bueno verlo por aquí.-
Dijo el secretario penitenciario con ironía.
Extendí el documento que había recibido dos semanas atrás con la cita para aquel día.
-He recibido esto.-
-Aja, si. Voy a buscarlo, tome asiento. Cuénteme cómo va su nueva vida.-
Pensé en mandarlo a la mierda, pero tratándose de gente tan corrupta e impune supe que de hacerlo seguramente no recibiría mi registro así que guardé mis insultos para otro momento, y sonreí.
-Podría ir mejor, pero estoy intentando ser positivo.-
Decirle que me iba bien no era tampoco una buena idea, ese tipo de gente detestaba que a gente como yo las cosas les salieran bien.
-Y bueno, cada uno recibe lo que merece y a veces las sentencias no son justas. Algunos deberían morir aquí dentro para que realmente haya justicia.-
Estaba provocándome y sentí mis mejillas arder, mis manos sudaron y las cerré en un puño.
Me tendió el registro de conducir y lo tomé con las manos aún temblorosas.
-Tienes que firmar aquí.- Tomó asiento y apoyó la espalda en el respaldo haciéndola rechinar, sin despegar sus ojos de mi, su mirada dejaba claro que estaba buscando encontrar mi punto débil. Comencé a firmar el documento sin mirarlo.-Por suerte algunos no logran salir de aquí, al menos no por sus propios medios.-
La lapicera se resbaló al final de la firma y permanecí quieto, petrificado.
Era claro que estaba refiriéndose a David.
Mis ojos ardieron de cólera, evalúe lo fácil que sería borrarle la sonrisa asquerosa de una trompada pero vi las consecuencias como imágenes proyectadas frente a mis ojos. Azul destrozada y sola allí afuera, Sabrina enferma y sola en el mundo, yo nuevamente preso en una cárcel donde había golpeado al director y con un futuro completamente destrozado.
Respiré hondo, tomé mi registro de conducir y me paré firme, con la frente en alto y mirándolo a los ojos.
-Eso ha sido todo, ¿verdad?.-
Me miró durante varios segundos sin bajar la mirada, fue lo más parecido a una batalla de miradas en el que ninguno cedió.
-Ya puedes irte. Sabes que eres bienvenido por aquí, te estaré esperando.-
Crucé la puerta y sentí náuseas.
Tenía que salir de aquel lugar atroz, tenía que dejarlo atrás.
Casi corrí por los pasillos y no me detuve hasta que el guardia de seguridad abrió las rejas que me devolvieron a mi vida actual.
Azul estaba de pie apoyada en la puerta de su coche, mirando su móvil.
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Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)
RomanceLlegó el momento de conocer la historia de Gabriel. (Secuela de "Soñándote despierta") Azul irrumpirá en su vida convirtiéndose en un problema más, de los miles que ya tiene. Toda su realidad se encuentra de cabeza luego de un hecho poco claro y gra...