Capítulo 7

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Los días fueron pasando y Azul no volvía al instituto, quería saber de ella, pero preguntarle a Ulises o Valeria haría estallar una bomba nuevamente.

Ulises se había dedicado a ignorarme, bajaba la cabeza cada vez que me tenía cerca, lógicamente yo era un recordatorio viviente de lo que había hecho, y siendo sincero, disfrutaba mucho de serlo.

Después de varios días no aguanté más y le pregunté a Marcel por ella, me dio algo de información que había estado corriendo por los pasillos.

La chica había pescado una gripe fuerte que la dejó en cama era la versión oficial, pero algo dentro mío me decía que el asunto con su novio tenía mucho que ver con ese supuesto malestar.

Mi madre me sorprendió la noche del miércoles con la noticia que había esperado oír durante semanas.

-Mañana iremos juntos a visitar a Bastian.-

Me quedé helado, y mis ojos ardieron, intenté reaccionar pero no se quedó a escuchar ninguna respuesta, desapareció tan rápido como había llegado dejándome solo.

Al día siguiente viajamos en silencio, hasta que no resistí más y hablé.

-¿Por qué de golpe me dejas verlo?.-

Sabía que no podía esperar nada bueno de ella, y los nervios se acumulaban en mi estómago.

-No creas que es bondad, si dependiera de mí no lo verías nunca más. Pero los médicos quieren ver si logras alguna reacción en él.-

Fue todo lo que hablamos, no quedaba más por decir, y no era kamikaze, no iba a dejarla lastimarme más.

Detuvo el coche e ingresamos al hospital, obviamente era el más reconocido de los alrededores y cada día allí valía una fortuna que, por suerte, podíamos permitirnos.

Los hospitales no me gustaban, ¿a alguien podrían gustarle?. Pero aquella visita revolvía todo lo que había mantenido dormido los últimos tiempos.

Saber que iba a verlo puso mis emociones al límite, y el nudo en la garganta que no cedía.

La habitación de Bastian era luminosa y cómoda, fue lo primero que noté cuando entré, antes de reparar en él.

Yacía sobre una cama blanca con varios cables conectados a su cuerpo. Permanecí inmovil junto a la puerta y sentí mis piernas aflojarse.

Apreté mis puños y me sostuve con fuerza del marco de la puerta, necesitaba recobrar la calma para enfrentar lo que tenía enfrente.

La última vez que lo había visto su cabeza golpeaba contra el parabrisas, mientras cientos de pequeños fragmentos de cristal volaban alrededor nuestro. Luego todo se volvia negro para los dos.

-Acércate, no hagas escenas Gabriel.-

Ordenó mi madre con su típica empatía y le hice caso, avancé algunos pasos y el rostro de mi hermano se hizo visible, parecía dormir, no había rastro de sufrimiento o de dolor y tenía que reconocer que aquello me trajo un poco de paz.

El nudo en mi garganta se aflojó apenas y sentí el aire pasar con más facilidad. Mis puños se abrieron y el alma volvió a mi cuerpo.

Me había hecho a la idea de que la escena sería peor de lo que fue.

Alguien habló detrás de mí sacándome de mi burbuja.

-Hola Gabriel, mi nombre es Gustavo y soy el médico que atiende a tu hermano, me gustaria hablar contigo un momento.-

Miró a mi madre y ella entendió que debía dejarnos solos.

-Hola.-

Mi voz salió quebrada.

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora