Tres días después, Bastian, siguiendo órdenes de Azul, me insistió para que diese el brazo a torcer.
-Gabriel, esa mujer está dispuesta a subir por las paredes para verte, no tienes idea de cómo está.-
Reí imaginándola, sabía que sería capaz de hacerlo y me sentí feliz.
Las fuerzas habían regresado a mis músculos y cada día me sentía más yo mismo. Mi pierna aún seguía enyesada y me habían liberado de la sonda que llevé metida durante semanas. Me sentía preparado para verla, aunque los nervios se volvían tan grandes cuando pensaba en ella que me sentía inseguro.
-Dile que pase.-
Bastian alzó las cejas y sonrió.
-Ya mismo.-
La habitación común en la que estaba era mucho más privada y cómoda que la terapia intensiva, estaba solo y ya me habían liberado de casi todos los cables, solo un suero y un monitoreo del nivel de oxígeno en sangre continuaban prendidos a mi cuerpo.
Me senté estirando las piernas, pero no encontré comodidad así que me giré hasta bajar las piernas, dejándolas colgando de la cama. Mis manos comenzaron a transpirar y sentí mis latidos dispararse, iba a verla.
Ella estaba en camino.
Recordé de golpe que no había visto mi estado antes de decirle a Bastian que la buscara, quizás estaba despeinado o con saliva seca a los lados de mi boca. Pegué un pequeño salto y arrastré el suero conmigo, mientras daba saltitos para no apoyar la pierna rota. Tenía que ser rápido.
Me encerré en el cuarto de baño y me miré al espejo. Mi aspecto había mejorado, pero seguía sin tener suficiente color en el rostro. Me mojé la cara y el cabello, luego me sequé con la toalla, aproveché el momento y me cepillé los dientes a conciencia. Iba a verla, iba a besarla.
En mi estómago la tensión y las mariposas revolotearon al ritmo de mi ansiedad.
Y escuché su voz a través de la puerta.
-¿Quién crees que eres para dejarme allí abajo durante días, eh?...-Protestó a viva voz con fastidio, permaneció en silencio un instante y continuó.-¿Y dónde demonios te has metido, debajo de la cama?. Sal de ahí, cobarde.-
Abrí la puerta y me quedé apoyado en el marco, mi pierna sana de pronto se sintió débil.
-Hola.-
Su expresión de fastidio se relajó al verme y sus ojos brillaron.
Sonrió apenas y muchas emociones cruzaron su rostro, solo nos miramos durante algunos segundos.
Di un salto y me acerqué a la cama, ella automáticamente me tomó por la cintura y cargó el peso de mi cuerpo ayudándome a avanzar, apoyé mi brazo sobre su hombro y me dejé ayudar. Me giré y caí sentado en la cama, dejando el suero a un lado.
El batín de hospital era cómodo la mayor parte del día, pero en aquel momento se enredó con mis piernas y quedó cruzado alrededor de mi cuerpo, intenté arreglarlo pero debía ponerme de pie, ella volvió a tomarme y me facilitó la tarea, rozando con su mano mis muslos al estirar la tela.
Tragué saliva y volví a sentarme en la cama, ella dio un paso atrás y observó el cuarto en detalle.
-¿Qué decías cuando entraste?.-
Me miró de frente y frunció el rostro.
-¿Que quién te crees que eres para dejarme allí abajo por días?.-
-Lo siento.-
-Tendria que cortarte el pene de castigo.-
Su voz y la forma en la que lo dijo me causaron gracia.
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Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)
RomanceLlegó el momento de conocer la historia de Gabriel. (Secuela de "Soñándote despierta") Azul irrumpirá en su vida convirtiéndose en un problema más, de los miles que ya tiene. Toda su realidad se encuentra de cabeza luego de un hecho poco claro y gra...