Capítulo 22

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ESTÁN LISTOS PARA ESCUPIR LA SOPA?

😮

Nos vemos al final...

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(Presente, 19 de julio)

(Azul)

Aquella mañana abrí los ojos con una sensación extraña, la noche anterior se sintió extraña, irreal. Parpadeé varias veces intentando recuperar recuerdos e hice el máximo esfuerzo por poner en orden mi cabeza.

El alcohol ingerido no ayudaba a poner las cosas en su lugar, dejándome casi a oscuras cuando en realidad necesitaba claridad.

Llevaba largo rato ordenando mis cosas y guardando mi ropa en bolsos para volver a la Universidad cuando unos golpes en la puerta me sacaron de mi estado de concentración.

-Adelante.-

Dije automáticamente y me puse cómoda en la cama a esperar el discurso que mis padres tendrían preparado.

Pero no se trataba de ellos.

El rostro que tanto amaba apareció frente a mi y no pude evitar sonreír.

-BASTIAN.-

Grité y di un salto de la cama abrazándolo con fuerza, pero no recibí la respuesta a la que estaba acostumbrada.

Su cuerpo permaneció rígido, estático y frío.

Algo no andaba bien, en realidad algo iba mal.

-¿Qué te sucede?.-

-¿No se te ocurre?.-

Me miró con enfado y un rayo frío corrió por mi columna.

Bajé los brazos, liberándolo y me alejé un pequeño paso.

-¿Podrías ser más claro?.-

Dije en un susurro.

Soltó el aire y golpeó sus manos contra su cuerpo en clara señal de fastidio.

-Lo perdonaste.-

Bajé la mirada entendiéndolo todo.

Aquello no ayudaba a esa sensación con la que me había despertado de inseguridad o arrepentimiento, algo entre esas emociones, que aún no había logrado aún ponerle nombre.

Me concentré en mi bolso abierto que esperaba en el suelo.

No quería mirarlo, me sentía una estúpida y algo más...

Vergüenza.

Eso, sentía vergüenza.

Caminó por la habitación hasta llegar junto a la ventana y allí se detuvo, mirando a través de ella.

-¿Estás enojado por eso?.-

Tomó aire y lo soltó de forma escandalosa, como cuando alguien hace un excesivo esfuerzo por no mandar a la mierda a la otra persona.

-Estoy furioso, no-no tienes idea.-

Su voz sonaba cargada de emociones y áspera.

Nunca me había hablado así, nunca.

Decidí tomar valor y enfrentarlo, era mi amigo, mi Rojo, no había nada en el mundo que no pudiéramos solucionar.

Tomé su mano que colgaba a un lado de su cuerpo y tiré de él para que me viera.

Al principio se resistió, pero luego, al ver que yo no estaba dispuesta a dejarlo, cedió y se volteó a verme.

-¿Qué esta mal?.-

Suéñame despierta.(Completa ✔️) (2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora