Itadori Yuuji

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El joven de cabello rosado agarró la mano de su novia mientras la observaba llorar con fuerza.

-¿Dices que tienes que irte a otra ciudad?-(cuestionó por quinta vez la joven)-Dime por qué.

Él negó con la cabeza.

-No puedo ___. De verdad lo siento.-(respondió evitando su mirada)-No puedo decirte por qué.

Ella volvió a llorar con más fuerza.

Sabía que su novio no tenía padres. Y ahora que había perdido a su abuelo, la responsabilidad caía toda sobre él.

Él decidió irse. Por su propia voluntad.

Y no podía o no quería decirle el motivo.

En verdad deseaba que se tratara del segundo caso. Prefería mil veces que no quisiera decirle a qué estuviera en una situación que le impidiera hablar de lo que hacía.

¿Acaso tenía algún problema con una pandilla o algo por el estilo?

Su llanto se acentuó por la mera idea de que estuviera corriendo peligro y no se lo dijera.

Itadori la abrazó rompiendo la cuidadosa distancia que había tratado de mantener entre ellos.

De verdad la amaba.

No aguantaba verla llorar y mucho menos por su culpa.

Pero, las maldiciones y Sukuna eran un tema del que esperaba ella fuera indiferente por el resto de su vida. No deseaba que ella se viera involucrada en ese mundo.

___ se dejó reconfortar por el abrazo de su novio.

-Lo siento, princesa.-(le dijo el de pelo rosa con suavidad)-Todo es.... demasiado complicado. Ni siquiera yo lo entiendo del todo.

De pronto, una boca apareció en el rostro del muchacho.

-Si vuelves a llorar, estúpida niña, te juro que te mataré mientras el mocoso duerme.-

___ quedó en shock mientras veía que Itadori se tapaba su segunda boca furioso y alarmado.

-¡Cállate Sukuna! Vuelve a hablarle así y ya no estarás tan feliz y tranquilo en mi cuerpo.-(regaño su boca principal)

-Yuuji.....se honesto.-(llamó la chica confundida)- ¿Siempre tuviste otra boca con otra personalidad y yo nunca me di cuenta?

Tenía que admitir que le dió terror ese extraño suceso. Pero, seguía siendo el joven del que se enamoró. Con la misma sonrisa amable y las risas locas.

Solo por su gran afecto no había salido corriendo.

-Ya....no sé que decir.-(murmuró con pesadumbre el muchacho)-No quería meterte en todo esto, pero creo que no tengo otra opción. Te lo explicaré todo del inicio. Todo comenzó hace tres noches con un dedo.....

___ escuchó con atención hasta que llegó la parte de la ejecución. Ahí no pudo evitarlo y se enfureció.

-¡¿Qué mierda es eso?! Tú los salvaste. ¿Cómo es posible que te juzguen por haberte comido un mísero objeto mágico que no sabías que era mágico?-(cuestionó indignada)

-¿Me crees?-(habló con confusión Itadori)

___ asintió aún molesta.

-Hubiera sido más difícil sino hubiera visto esa segunda boca.-(admitió con sencillez)-Pero, tú eres un muy mal mentiroso. Y aunque mientas, buscarías algo más creíble.

Él solo asintió mientras se mantenía mirando el piso.

Ya no podrían estar juntos.

Itadori se había convertido en un monstruo y no había nada que pudiera hacer al respecto.

La muchacha lo observó con atención. Para ella su novio seguía siendo el mismo. De hecho, se metió en problemas por haber ayudado a ese tal Fushiguro. Eso era muy típico de él. Sacrificarse para ayudar al resto....

-Yuuji....-(llamó con una leve sonrisa)-Yo soy una llorona sin remedio. No podré evitar preocuparme y llamarte. Así que ven a visitarme cada vez que puedas. Yo también te iré a ver cuándo te parezca conveniente.

Él la miró con gratitud a la vez que asentía y lágrimas comenzaron a salir de sus ojos.

-___, yo te amo.-(declaró con inseguridad)-Sé que lo mejor es que me marche lejos y no vuelvas a saber de mi. Lo sé.....y aún así quiero estar contigo.....lamento ser tan egoísta.

Ella no pudo resistirse y los besó con cariño.

Solo esperaba que la segunda boca no decidiera hacer presencia en ese instante.

Otra preocupación para su lista.

-No permitas que te ejecuten ¿Okey?-(pidió con la voz temblorosa)-No mueras en esas misiones. No permitas que nos separen para siempre.

Itadori la volvió a abrazar, mientras asentía.

-Pero....si no vuelvo....sigue adelante.-(le rogó el muchacho)-Si muero, olvídame. Por favor, se muy feliz.

___ movió su cabeza afirmativamente.

Ambos se prometieron cosas.

Ambos eran unos mentirosos.

Cuando Fushiguro fue a informarle que su novio había muerto en una misión, ella se derrumbó en llanto.

Su madre no comprendía que pasaba, pero intuía que tenía relación con la repentina mudanza de Itadori.

Estuvo cerca de un mes sin salir de su casa ni para ir a la escuela. Un tal Gojou había querido hablar con ella un par de veces, sin embargo, no estaba en condiciones de ver a nadie.

Un día, sintió como una figura se deslizaba por la ventana de su cuarto y se ganaba cerca de la cama donde ella lloraba.

-Eres una mentirosa.-(le dijo una voz extrañamente conocida)-Dijiste que me superarías si yo moría.

___ se levantó como si hubiera visto un fantasma.

Y en efecto ese cabello característico junto con una sonrisa animada pero tímida estaban en frente de ella.

Itadori había vuelto.

-Ya enloquecí.-(fue lo único que salió de su boca)-Mamá me advirtió que el cloro que tome de pequeña me haría daño a la cabeza.

El joven soltó una risita nerviosa mientras se acercaba. Tomó su mano con calma y besó sus nudillos con suavidad.

-No estás loca. Estoy bien. Estoy vivo.-(murmuró con suavidad)

___ solo atinó a darle una fuerte cachetada.

-¡Un puto mes!-(gritó entre lágrimas)-¡Te creí muerto un maldito mes!

Él solo se quedó como perrito regañado.

-Lo siento....me tarde un mes en convencer a Gojou-sensei para que me permitiera venir a verte. Él dijo que te daría las buenas noticias.....pero no lo consiguió.-

La joven procedió a darle un fuerte abrazo sorprendiendo al pelirrosa.

-¿No estás molesta?-

-Claro que lo estoy.-(replicó apretándose contra él)-Pero también estoy feliz de volver a verte. Y estoy aliviada. Y....si te vuelves a morir te juro que yo misma iré a rematarte.

Itadori asintió mientras sonreía.

-Te amo ___. Eres lo mejor que me ha pasado. Por favor sigue a mi lado por mucho tiempo más.-(pidió con seguridad)

-Yuuji....-(habló con la voz entrecortada por el llanto)-No te vuelvas a marchar así.....no te mueras para siempre. No desaparezcas de mi vida.

Él no respondió.

Itadori Yuuji no era un mentiroso.

Y no se veía capaz de prometer algo que ahora sabía no podía cumplir.

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