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Gran Imperio de la Luna

La salud del Emperador empeoraba cada día más y la decisión de quién tomaría la corona separaba a las hermanas Kabáh en una fina línea por parte del consejo de líderes. Debido a el estado de salud del Emperador, Zaí ya era tomada en cuenta para tomar algunas decisiones de la corona al igual que su hermana Alizel.

—El consejo lo esta discutiendo desde la última recaída del Emperador. Quieren a su alteza, la Princesa Alizel como soberana del Gran Imperio. —informó la líder del consejo y comandante del mayor ejército del Imperio. —No puede dejar que lo hagan, es su derecho de nacimiento, alteza.

Zaí observaba su bandana con una placa metálica bañada en oro, tenía piedras preciosas incrustas y algunas plumas de quetzal, su distinción sobre el Imperio y sus hermanas. La bandana digna de la heredera.

—Lo es, pero ¿cómo compito con la salud de Aliz?—preguntó Zaí furiosa. —Toda mi vida me preparé para llegar al lugar de mi padre, luché y les demostré que era la más fuerte para que al final quieran desecharme por haber demostrado que sería su líder.

—Mándela al norte, alteza. Aún hay rebeldes, deje que su hermana se encargue de ellos. —agregó la líder y Zaí volteó a ella molesta.

—Mi padre esta al borde de la muerte y Aliz es mi hermana. Mandarla lejos en estas circunstancias sería cruel de mi parte, ni siquiera por el trono haría eso. —contestó enojada.

Su plática se vio interrumpida por un sirviente tocando la puerta de la habitación. Zaí le permitió el acceso y el sirviente anunció la entrada de otro de los aliados de la heredera, su consejero fiel.

—Líder Nikté agradezco todo lo que me ha dicho, continuaremos este tema en otro momento. Ahora tengo que finalizar unos asuntos con el consejero Kaz. —dijo Zaí a la líder.

La mujer asintió a la heredera, hizo un saludo militar y se retiró de la sala para permitir que ellos dos hablaran.

—¿Te lo confirmó?—preguntó Kaz y Zaí asintió.

—Aliz puede robarme el trono y esa pequeña ni siquiera lo sabe. —bufó Zaí. —Propónme una solución mejor que la de Nikté.

—¿Qué te propuso ella?—preguntó Kaz con un papel en la mano.

—Enviarla lejos en estos momentos. —contestó Zaí mirándolo.

La mirada en Kaz le indicó que él no venía con un plan mejor.

—¿Qué sucede con ustedes? Quiero el trono pero Aliz también es mi hermana, alejarla ahora cuando mi padre puede morir en cualquier momento es insensible y cruel. —contestó molesta mientras jalaba la silla de su escritorio molesta, finalmente se sentó y Kaz se acercó.

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