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En una humilde casa de la muralla María en el distrito de Hermina una familia se acomodaba para poder ver el informe de la nueva familia real de su nación.

Igualmente al sur del Continente Marleyano, cerca de Liberio algunas madres en sus distintos hogares, con emoción preparaban la mesa para comer en familia y poder ver en la televisión aquel informe de los reyes de Paradis y los nuevos príncipes.

Pero la verdadera sorpresa fue que en el Imperio algunos guerreros tomaban su descanso en salas con televisores y bocinas que transmitirían por primera vez a una cadena televisiva extranjera en la nación. El Imperio estaba sintonizado igualmente aquel canal con curiosidad sobre lo que verían de la Princesa que abandonó su hogar.

"Hoy tenemos el privilegio de visitar y convivir de cerca a la familia real de Paradis"

Aquellos expectantes de la transmisión grabada miraron con atención a la entrada de los reyes, esto había sido grabada días antes de que la familia de Alizel llegara a la Isla.

Los habitantes de aquellas naciones no eran las únicas sintonizando aquella transmisión, en Hizuru la familia real también sintonizaba mientras que la heredera lo hacía desde Paradis en la capital.

Madre tengo una duda—llamó la Princesa Kalyza de pie mirando el televisor—. Los hijos de Alizel, ¿son eldianos o imperiales?

La antigua emperatriz casi deja salir el té que bebía ante la duda de su hija.

Son príncipes de esta nación, Kaly. —contestó Izaly sin tener una respuesta concreto para su hija.

Eso ya lo sé y por eso lo estoy preguntando —dijo Kaly volteando hacia su madre—. La realeza aquí es algo similar a casa, ciertamente no dejarán que ellos se unan en matrimonio con plebeyas, ¿no?

¿Perdón? —cuestionó su madre mirándola sin comprender las palabras de su hija.

Madre, son hijos de una mujer de la realeza imperial pero también de un hombre noble de la "isla de demonios" ¿Acaso no lo ves? —preguntó Kaly extendiendo sus manos mientras la entrevista grabada continuaba en la televisión.

Son dos bebés de apenas seis meses Kalyza, casi siete. ¿Por qué estás tan preocupada en su matrimonio? —cuestionó Izaly extrañada por las palabras de su hija.

Porque si son nombrados imperiales nacidos en Paradis, los verán como miraron a Alizel cuando era soltera —contestó Kaly molesta—. Pero si son nombrados eldianos entonces serán vistos como su padre o para hacerlo más fácil, como la abuela y el imperio nos miran, madre.

¿Realmente crees eso? —preguntó Izaly incrédula—No sé si mi manera de criarte falló o fue tu abuela que metió esa absurda idea en ti.

—Madre...

Pero aunque no tengas sangre Kabáh no deberías sentirte inferior por no serlo, creciste como una y el mundo te ve como tal. En cuanto a los hijos de tu hermana, estás ignorando el hecho que aún les falta una vida por vivir, donde muy seguramente esta nación se encargará de hacerlos los más deseables de su generación.

Kaly escuchaba con atención y cierto miedo lo que su madre le decía.

Deberías preocuparte menos por tus hermanas. Alizel, ella ya ha comenzado una vida aquí donde le va muy bien y Zaí es emperatriz de nuestra nación, tal vez ya es momento para ti de continuar con el falso orgullo Kabáh. También eres princesa de la nación. —bufó Izaly mientras bebía con tranquilidad aquel té en la mesa mientras su hija observaba sin saber qué decir.

GOD SAVE THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora