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La Iglesia del Culto de las Murallas y a la Diosa Ymir en Shinganshina resultaba preciosa, habían sido varios años desde que fue sede de alguna boda real, aún a pesar de ser la más grande de toda Paradis.

Ahora mismo dentro de esta se encontraba únicamente la gente allegada al Rey junto a muy pocos comandantes o capitanes del ejército de Paradis.

—También la vio, ¿no es así?—habló detrás de él una voz demasiado familiar para el Duque de Stohess—Creí que Levi la había olvidado...

—Ahora sabemos que no lo ha hecho. Es preocupante que ella se muestre como si no pusiera en peligro absolutamente todo y es repugnante que él se lo permita. —bufó el Duque girando hacia el chico que tomaba como segundo sobrino—Farlan, no quiero ser duro con Levi, no ahora que es rey. Hazlo entrar en razón antes de que yo tenga que entrometerme.

Para aquellos que el Rey consideraba hermanos, el trato que el Duque tuvo con Levi durante su crianza no fue exactamente el que un niño con una madre recién fallecida hubiese deseado.

—Lo haré. —se apresuró Farlan a hablar preocupado, con tan solo una frase creó tensión en tan magnífico lugar—Se han esforzado demasiado para esta boda...

—Ni lo digas. La boda de Rod Reiss fue sencilla comparada con la que tendrá Levi —dijo el Duque apreciando el decorado del lugar.

—La Familia Imperial llegó hoy en la madrugada a la Isla. —agregó Farlan observando el rejo de bolsillo en su mano—Al parecer aún nadie lo sabe y pudieron llegar sin contratiempos a Mitras.

—¿Por qué llegaron para el ensayo?—preguntó el Duque.

—Supongo que extrañaban a su heredera, es muy amable y gentil para toda la fachada que tiene su nación. —contestó Farlan mientras caminaban por el pasillo con alfombra roja.

—¡Lo sé! ¡Estoy encantado que ella será la reina!

Farlan sonrió ante la contestación del Duque, pues era muy inusual verlo feliz por otra cosa que no involucrara armamento militar. Los dos se detuvieron al notar el gran alboroto en la entrada, finalmente la familia imperial había hecho acto de presencia, dejando sin aliento a todos los que tenían la dicha de poder verlos.

Estúpidos demonios. —bufó aquel atractivo y alto hombre de piel morena una vez que entró a la Iglesia—¿La gente nunca había visto a un príncipe? Sus milicia no sirve, me atacaron, quieren una guerra contra nosotros...

No quisieron atacarlo, alteza...—murmuró nerviosa la asistente imperial de la Princesa, pues le apenaba tener que explicarle la razón por la cual varias mujeres derribaron a la supuesta guardia del príncipe.

Entonces explícame por qué se han lanzado contra mí. —exigió Azelyk hacia Dan.

Usted posee un gran atractivo físico, alteza imperial. Ha causado revuelo entre las jóvenes de Paradis, fue solo eso. —contestó la guerrera Awqa sin interés de continuar la conversación con aquel obstinado.

GOD SAVE THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora