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La mañana en Mitras se mostraba serena, aún a pesar de que el Parlamento tuvo una reunión importante que iniciar a tempranas horas. Incluso contaba con la presencia del rey, pues Kenny se encontraba haciendo sus propios planes.

La reina descansaba un poco incómoda pues su vientre había crecido de una manera drástica que jamás imaginó para solo tener un bebé.

Actualmente se le permitía dormir más horas de las usuales y las cortinas de su habitación fueron cambiadas a unas de tela mas gruesa para no permitir que la luz entrase. Igualmente se mantenía un gran silencio en el pasillo para que ella descansara con tranquilidad.

La servidumbre de Mitras le tenían gran cariño y aprecio que poco les importaba consentirla pero si algo jamás podían ayudarla, era en los constantes dolores que la bebé provocaba.

Esta mañana no era la excepción.

Alizel despertó de inmediato al sentir un fuerte golpe dentro de ella, su bebé aún no nacía y ya demostraba ser una digna heredera Kabáh. Se lo tomó con tranquilidad, acercó aquella cuerda que llamaba a la servidumbre para que estas entraran y la ayudaran a levantarse, en pocos segundo hicieron acto de presencia.

—Buenos días majestad. —saludaron todas y Alizel les contestó de igual forma.

—Buenos días, Aliz. —saludó la joven "hermana" del rey con una enorme sonrisa.

En los últimos meses las dos mujeres se habían vuelto cercanas, creando un vínculo íntimo que Isabel nunca había tenido con otra mujer o pareja de alguno de sus hermanos.

—¡Buenos días Isabel!—saludó la reina con emoción.

—Su baño esta listo tal y como le gusta. ¿Desea que le ayudemos?—preguntó Rosie con una sonrisa.

—Sí por favor. —murmuró ella pues ahora el dolor no era de los golpes de su hija, sino de su cuerpo.

—Los baños calientes siempre la ayudan con el dolor, majestad. —habló otra de ellas acercándose a Rosie.

El dolor nuevamente incrementó, la Reina sujetó su vientre con fuerza y entonces el tan esperado momento llegó. Su majestad había comenzado el labor de parto y aquellos que sabían que hacer en este caso, no estaban presentes.

—¿Majestad? —preguntaron sus mucamas preocupadas.

—Mi hija...—susurró Alizel—Va a nacer ahora...

Los gritos de dolor de la Reina hicieron a todas las mujeres finalmente reaccionar ante la situación que estaba ocurriendo.

—¡Llamen a las doctoras! ¡Avísenle al Rey! ¡La heredera de Paradis esta en camino!—gritó Rosie hacia las otras mujeres en la sala.

—Yo le avisaré a Levi, ustedes llamen a los doctores. —ordenó Isabel.

Alizel comenzaba a sudar ante la situación de su parto, reflejo de su cuerpo por la preocupación que comenzaba, pues sin mucha ayuda o experiencia de alguien en la habitación con respecto a los embarazos, su habitación comenzaba a ser una bomba de estrés y dolor para ella que podría empeorar la situación.

GOD SAVE THE QUEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora