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Sobraba decir que los nervios estaban a flor de piel en la nueva pareja, pues la prensa era un factor nuevo para ambos y sobre todo tener que lidiar con prensa extranjera era aún peor para ellos.

Armin le ordenó a Levi que siempre estuviese cerca de ella, para remarcar que eran una pareja, además de que así la prensa escribiría sobre lo apegado que era a la Princesa, de cierta forma estar a su lado lo mantenía tranquilo y sacaba de los nervios.

—¿Estás bien?—preguntó Levi en un susurro, la puerta frente a ellos se abrió.

Alizel asintió nerviosa, el Duque de Paradis lo notó, tomó su mano y caminaron hacia la chimenea donde serían grabados para aquella entrevista. Toda la prensa presente se levantó ante su presencia, el Lord admitía que la reacción de la gente hacia su simple existencia lo hacían sentir bien.

Al parecer sería una entrevista corta, un espectáculo mas que nada para que ambos pudiesen presumir de su nuevo compromiso ante los diferentes medios.

—Tenemos un límite de tiempo y preguntas. Solo hay un entrevistador de por medio, el resto puede capturar las fotografías que desee. —explicó Armin mientras la pareja se posicionaba en su lugar asignado.

Los distintos reporteros asintieron, Armin señaló al sujeto que grabaría la entrevista y luego hacia el primer entrevistador. La conferencia de prensa sobre el nuevo compromiso, iniciaba ahora.

—Sin duda una pareja única, alteza, mi lord. —inició el entrevistador sonriéndoles a ambos. —Duque de Paradis, hizo algo increíble que ninguna otra nación ha conseguido, ¿cómo logró entrar al Gran Imperio de la Luna? Estoy seguro que no fue nada fácil.

La pregunta era para Levi, Armin lo observaba fijamente pues a partir de ahora cualquier palabra que dijese quedaría marcado en los archivos y memoria de la gente, tenía que ser cuidadoso con lo que dijera.

—Bueno, tuve la dicha de ser invitado por dos monarcas del Gran Imperio, la actual emperatriz, Zaí Kabáh y por el antiguo emperador Axzel Kabáh. Pero realmente solo fui por Alizel. —contestó volteando al final hacia su prometida.

Alizel estuvo sonriendo mientras lo miraba contestar, mantuvo su mirada lejos de las cámaras y de él, mirando hacia los costados de la habitación avergonzada.

Sin duda se notaba que aún era joven y los halagos detonaban sobre su piel café como un delicado rubor de su maquillaje.

—Alteza, ¿imaginaba que el Duque le propondría matrimonio?—preguntó el reportero mirando a la Princesa con ojos risueños, pues de verdad que las fotografías no demostraban su total belleza.

—Lo estaba esperando, si no me lo proponía, yo se lo hubiese preguntado a él. —contestó Alizel sonriendo, su respuesta única causó risa ante los presentes al igual que atención, pues la Princesa tenía una voz suave y dulce.

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