Inspirada en la trágica historia de amor de Lady Diana y con los personajes del mundo de Attack On Titan de Hajime Isayama.
Paradis esta en una crisis, necesitan una fuerte alianza para sobrevivir a Marley o enfrentarán una guerra que cobrará la vid...
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Norte del Gran Imperio de la Luna
Como era de esperarse, la noticia sobre que la Reina de Paradis al fin estaba embarazada se esparció mucho más rápido que la de cualquier otra nación. Ya era más que obvio que la antigua Princesa Imperial se volvió la favorita de muchos desde que salió de su nación por "amor" y solo llegó a esparcirlo por su nuevo hogar y por el mundo.
—No sabía que su majestad Alizel apenas fue bendecida con un embarazo. Tan solo desposé al Príncipe Azelyk y tuve que cumplir mis obligaciones reales. —murmuró Kiza a su amiga con la que desayunaba—Renuncié a mi puesto de General para estar aquí por los Kabáh y una de ellos no pudo cumplir con su deber hasta ahora. No creí que serías así de difícil, Maya.
La otra mujer asintió ligeramente hacia su amiga, ahora Princesa, para poder brindarle apoyo y comprensión, pues era muy poco común que una General ascendiera a ese puesto tan al to e importante.
—¿Y qué opina su alteza real sobre el embarazo de su majestad Alizel?—preguntó su amiga refiriéndose a su pareja de sangre azul.
—Su alteza real es un hombre demasiado sentimental. Era obvio que él también cumplió su deber, pero desde que se enteró ha estado en los jardines del Palacio. Aquellos que la misma Princesa Alizel cuidaba. —contestó la Princesa del Norte.
—¿Qué? ¿Aún no la supera? Debes armarte de valor y enfrentarlo. Es tu esposo y pronto será el padre de la criatura que llevas dentro, Kiza. No debes permitir que siga pensando en su majestad.
—Realmente no me importa que aún no la supere. Fue la antigua emperatriz que me solicitó a mí de todas las mujeres de la nación, en desposar a un hijo Kabáh. —sonrió Kiza con orgullo colocando sus manos sobre su abultado vientre—No me interesa Azelyk, ahora yo también soy una Kabáh, un puesto que jamás creí tener.
—No sabía que lo veías de esa forma. No podría imaginarme estar en un matrimonio sin amor por parte de mi esposo. —murmuró Maya cuestionando indirectamente a su amiga.
—Claro que no podrías, se requiere de una voluntad fuerte, ignorar tus sentimientos y cumplir con tu deber. —contestó Kiza sin dejar de sonreír—Brindaré herederos Talek dignos de portar la sagrada sangre Kabáh.
La familia de la Reina de Paradis estaba más que decepcionada con la noticia del embarazo de la menor de los Kabáh. Mientras que la Emperatriz se apresuró a cargar con un bebé en vientre, su hermana se tomó todo el tiempo posible para hacer lo mismo.
—Tal parece que tu hermana aún me teme. Esperar medio año para un hijo no es normal, mucho menos para una reina. —habló Kazaly a su nieta mayor.
Zaí escuchaba sin mucho interés a su abuela, pues tenía varios pendientes como emperatriz que revisar. Entre ellos una carta especial de su hermana que ya había leído y que rogaba por piedad para su primogénito, que en aquel entonces cuando escribió la carta aún no existía.